El lago Atitlan es uno de los puntos turísticos más importantes de Guatemala, ya en el siglo XIX el viajero y cronista John L. Stephens lo califico como “el espectáculo mas esplendido que había contemplado” y no exageraba. El lago, de origen volcánico, se formo hace unos 85.000 años a causa de una erupción masiva llamada de chocoyos, en la actualidad tiene una profundidad de trescientos metros.
Alrededor del lago se levantan tres volcanes: Toliman, Atitlan y San Pedro, está rodeado de numerosos pueblos en los que viven poblaciones maya de cachiquel y zujiles, además todos estos pueblos tiene en común que su nombre siempre comienza con San o Santa. Su ambiente relajado invita a disfrutar del imponente paisaje ya sea desde un embarcadero, desde la cima de un volcán o navegando por él.
Lago Atitlan, qué ver haciendo base en Panajachel
La localidad de Panajachel no destaca por ser el pueblo más bonito del lago, la llegada masiva de turistas ha hecho que pierda parte del encanto con el que aun cuentan el resto de poblaciones, pero si es una buena base para visitar el lago, además desde su embarcadero están las mejores vistas. Cuenta con una gran variedad de hoteles, restaurantes y agencias de viajes en especial a lo largo de de la calle Santander, su arteria principal.
Transporte hasta el lago. A Panajachel llegan y salen autobuses y shuttles privados que conectan el lago Atitlan con el resto de puntos turísticos del país. Así pues podemos llegar desde Antigua, desde Guatemala City o incluso desde el propio aeropuerto de Guatemala, existen varias combinaciones al día y numerosos horarios.
Una de las mejores actividades que se pueden hacer en el lago es recorrer sus pueblos, disfrutando de sus gentes, su ambiente y las vistas. Para moverse entre ellos lo ideal es hacerlo en barca. De manera regular parten pequeñas lanchas rápidas cubiertas que unen los pueblos, aunque también es posible hablar con algún local para que nos lleve en su propia embarcación. Cabe reseñar que caminar por los senderos que rodean al lago NO es una actividad del todo segura ya que se han dado numerosos casos de atracos y robos.
Donde dormir en el Lago Atitlan
Como hemos dicho la oferta hotelera en Pana, como lo llaman abreviadamente sus habitantes, es enorme, en nuestro caso reservamos en el Hotel Victoria y no pudimos elegir mejor, cuenta con habitación dobles con baño privado y en la última planta con una terraza y un pequeño bar con unas vistas impresionantes a los volcanes. Pero lo mejor sin duda la amabilidad de sus dueños, que incluso nos llevaron en su propio coche a una pequeña playa del lago, alejado del pueblo, para poder bañarnos y disfrutar de un precioso atardecer.
Lago Atitlan, cómo subir al Volcán San Pedro
Todos los viajeros que lleguen a Guatemala deben subir uno de los 33 volcanes que salpican su territorio. Algunos de ellos son accesibles en fáciles de caminatas aptas para todos los públicos y otros necesitan escaladas de varios días. Uno de los más famosos es el Volcán San Pedro, que se alza en el lago Atitlan, en la población de San Pedro de la Laguna.
Es posible llegar a la cumbre por libre pero, aunque la policía sube casi todos los días, son muchos los casos de atracos habidos en el camino incluso llevados a cabo por “falsos guías”. Por ello decidimos realizar la ascensión con la empresa Big Foot (estos son sus mails: violetachipi@yahoo.com y juansschool@yahoo.com) por 150 QTZ (la entrada a la reserva es de 100 QTZ) y la experiencia fue genial, no solo por las explicaciones que nos daban sobre la fauna y flora de la zona, sino porque de no ser por nuestro guía Lorenzo es muy probable que nos hubiéramos “rendido” antes de llegar a la cumbre.
Tomamos la primera barcaza (25QTZ) que salía del embarcadero de Panajachel sobre las 6:30h de la mañana, y tardo unos 45 minutos en llegar a la localidad de San Pedro, parando, en un agradable paseo, en todos los pueblos del lago. Al llegar nos esperaba Lorenzo y dos tuk tuk que nos acercarían a la entrada del Parque Ecológico, así nos “ahorraríamos” una media hora de caminata y 400 metros de desnivel. Después de registrarnos comenzamos a caminar, el primer tramo, aunque ascendente es el más sencillo, atravesando cafetales, plantaciones de frijoles y arboles de aguacate, siempre con vistas al lago.
El Volcán San Pedro tiene una altitud de 3020 metros, podríamos decir que la dificultad para alcanzar la cima es media-alta básicamente por el desnivel que hay que salvar y porque el ascenso no da tregua, siendo una continua subida, las agujetas casi con toda seguridad tardaran varios días en desaparecer.
Sobre los 2190 metros encontramos un mirador, una caseta de madera desde donde se tienen unas preciosas vistas al lago y en la que muchos deciden terminar la excursión. Después de descansar un rato continuamos la subida, cada vez más dura. Nos adentramos en una zona de espesa vegetación donde ya no veremos el lago hasta alcanzar la cima, en algunos casos se han creado escaleras naturales para ayudar. Cada pocos metros teníamos que parar a descansar, en una de estas paradas hay un columpio, un neumático atado a una cuerda, desde donde se puede hacer un poco el “cabra”.
Continuamos haciendo la última parada a escasos metros de la cumbre, donde hay un pequeño albergue en el que aquellos que desean hacer noche en volcán para ver amanecer descansan. Tras el último esfuerzo, la recompensa, las vistas desde lo más alto del volcán son simplemente maravillosas, además tuvimos la suerte de contar con el cielo despejado que simplemente engrandecía el espectáculo, apreciando las diferentes tonalidades del agua del lago, los pueblos que lo rodean y el resto de volcanes, sin duda uno de los mejores recuerdos de nuestra ruta por Guatemala y que bien merece el esfuerzo. En total unas 3 horas y media de subida.
La bajada se hace por el mismo camino y es casi tan dura como la subida, más teniendo en cuenta el calor que aprieta a esas horas. De vuelta a la caseta de entrada nos esperaban de nuevo los tuk tuk para acercarnos al embarcadero, atravesando las empinadas calles de San Pedro. Pedimos a nuestro conductor que nos parase un poco antes para así poder andar por alguno de los numerosos mercados y puestos que se distribuyen por las calles y donde la presencia de población maya es masiva.
San Marcos de la Laguna
Antes de volver a Panajachel queríamos pasar la tarde en alguno otro pueblo, nos costó decidirnos pero finalmente optamos por San Marcos de la Laguna, del que dicen es el retiro Hippy de muchos de los mochileros que deciden pasar una temporada en el lago. Tomamos de nuevo una lancha compartida y en el trayecto pudimos observar a los pescadores locales realizando su trabajo a bordo de sus sencillas barcas de madera.
Desde el embarcadero de San Marcos, se tienen otras impresionantes vistas del lago, a estas horas, agitado por el xocomil, un viento que se genera de forma habitual por la tarde y que provoca grandes olas y remolinos. La calle principal de San Marcos está plagada de grafitis, puestos de comida ecológica y multitud de centros de yoga y meditación.
Paseamos hasta la plaza principal y descansamos en uno de sus numerosos restaurantes para tomar el mejor guacamole que hayamos comido en nuestra vida. Aunque se trata de un pueblo con encanto echamos de menos el verdadero espíritu de la población maya que si habita en otros lugares del lago con San Pedro de la Laguna.