Delta del Okavango y Khama Rhino fueron el inicio de nuestra aventura africana. África siempre ha sido uno de nuestros sueños viajeros, pero por un lado, los elevados precios de los safaris sobretodo en países como Kenia o Tanzania y por otro la dificultad de acceder a alguno de estos destinos lejos de los Tours organizados nos habían hecho optar por otros lugares. Tras leer muchos blogs y guías decidimos preparar por libre un viaje a Botswana y Namibia, al sur del continente africano. Y ahora, después de haber vuelto y de haber vivido una de nuestras mejores experiencias viajeras podemos afirmar que no solo se puede, sino que viajar por libre es la mejor opción y la mas económica, alquilando nuestro propio coche con el que adentrarnos en los Parques Nacionales y las grandes reservas, durmiendo en campings perfectamente acondicionados y ubicados lugares increibles.
Nuestra aventura africana comenzó en Gaborone, capital de Botswana. Tras un vuelo de unas 12 doce horas con la compañía Ethiopia Airlines, aterrizamos en el pequeño aeropuerto Internacional de Gaborone. Los trámites de inmigración fueron sencillos y rápidos. Ya con las llaves de nuestro 4×4 realizamos la primera parada en el centro comercial Airport Junction a escasos 3 kilómetros del aeropuerto, donde nos aprovisionamos. En Botswana proliferan sobre todo la cadena de supermercados Spar, en los que se puede encontrar cualquier cosa menos bebidas alcohólicas que se compran en otros locales anexos.
Ya con todo lo necesario, pusimos rumbo a la que sería nuestra primera parada, Serowe para visitar el Khama Rhino. Nuestra primera intención era llegar antes de las 19:00h para poder realizar un rastreo nocturno de rinocerontes, pero no conseguimos llegar a tiempo. Hasta Serowe son algo más de 300 km, la mayor parte de ellos por la carretera A-1, una especie de autovía principal, en algunos tramos de doble sentido y con unas rectas infinitas. A la altura de Palapye tomamos el desvío hacia la A-14 dirección Serowe donde ya, entrada la noche, conducimos unos 30km más hasta el Masama Lodge and Camping Site, actualmente su web ya no funciona, pero podréis encontrar alojamientos en este enlace. Éramos los únicos inquilinos del camping y las chicas que lo gestionaban nos dejaron muy amablemente su cocina para hacernos la cena. Nos fuimos pronto a dormir ya que no había mucho que hacer en el camping y preferimos descansar para estar a primera hora en pie.
KHAMA RHINO SANCTUARY, EN BUSCA DEL RINOCERONTE EN BOTSWANA
Desde el nuestro camping nos separaban escasos 30 minutos por la A-14 hasta llegar al Khama Rhino un importante proyecto creado en 1992 para preservar a los rinocerontes en su hábitat. Se trata de un animal protegido en la actualidad pero que ha estado a punto de desaparecer a causa de la caza furtiva. En la actualidad en el santuario se encuentran 40 rinocerontes blancos y 4 rinocerontes negros además de otras muchas especies, sobre todo de herbívoros. La visita se puede hacer desde las 7 de la mañana a las 7 de la tarde y también cuenta con la posibilidad de alojarse dentro del Parque.
Hay dos formas de visitarlo, bien apuntándose a alguna de las actividades guiadas que ofrece el mismo parque o, como hicimos nosotros, por libre, visitándolo con tu propio coche. Es imprescindible contar con un 4×4 para ello, ya que los caminos, aunque bien señalizados, son muy arenosos y es fácil quedarse atrapado en ellos. En la entrada principal, tras pagar los 78.65P por persona más el precio del coche, 96.80P, te facilitan un mapa informativo con los lugares más importantes de la vista y donde la posibilidad de ver los diversos animales es mayor.
Nos dirigimos en primer lugar a un pequeño salar donde estaban reunidas un grupo de 10 cebras y varios orix, estuvimos contemplándolos hasta que se alejaron, ellos fueron nuestros primeros animales del viaje, ¡qué emoción! Continuamos por los polvorientos caminos cruzándonos fundamentalmente con antílopes de todo tipo, incluso restos de animales hasta que aparecieron dos enormes ejemplares de rinoceronte blanco, nos acercamos hasta ellos lo más que pudimos sin llamarles mucho la atención, suerte que a los rinocerontes parecía no importarles en absoluto nuestra presencia, aunque parecen animales de movimientos lentos, si deciden atacar alcanzan unas velocidades increíbles, hay que tener mucho cuidado.
Hicimos unas cuantas paradas más antes de salir del parque, entre otros sitios en un lago donde una multitud de aves se refrescaban. Realmente es todo un acierto parar en este santuario ya que el rinoceronte es uno de los animales más difíciles de ver en estos países.
DELTA DEL OKAVANGO, LO VOLAMOS EN AVIONETA
Después de nuestro primer acercamiento a la fauna de Botswana, pusimos rumbo rápidamente hacia Maun, una localidad ideal para visitar ya sea por tierra o aire el maravilloso Delta del Okavango. Un abanico fluvial que cuenta con la particularidad de ser un delta que no desemboca en el mar sino en la tierra. Conducimos los 500km por la A-14 hasta el aeródromo de Maun, donde está la caseta de la empresa Mack air (mail para reservar: reservations@mackair.co.bw), una de las muchas que ofrecen los vuelos escénicos por el delta.
Las mejores horas para hacer la visita son el amanecer y sobre todo el atardecer, por lo que decidimos reservar con antelación desde España para las 16:30h, la última hora posible. El precio de la avioneta es cerrado, independientemente de las personas que vuelen, se puede optar por un vuelo de 45 minutos o de una hora. La capacidad es para cinco personas y el precio 3600P por la avioneta mas 60P por persona para el vuelo de una hora.
Nos acercamos a la pista de despegue donde nuestro piloto nos informo de algunas normas de seguridad y del plan del vuelo. Casi sin darnos cuenta comenzamos a ascender rápidamente, el paisaje es simplemente espectacular. Dejamos atrás las pocas construcciones humanas y poco a poco se mostraron ante nosotros los cientos de ramificaciones que forman el rio Okavango antes de desaparecer en la tierra.
Por muchas imágenes que se haya visto en los documentales, el estar allí…. no hay palabras. Meses después, mientras escribo este post se me pone la piel de gallina. Pronto aparecieron los primeros elefantes, las esquivas jirafas o los antílopes que se acercan a los cursos de agua a beber. Pero lo más espectacular fue sin duda la migración de los ñus, que como un reguero de cientos de hormigas avanzaban paralelos al rio procedentes de la cercana Reserva de Moremi.
Nos hubiéramos quedado horas sobrevolando el delta sobretodo cuando el sol comenzaba a esconderse, tiñendo la tierra de un tono rojizo. Es difícil imaginar que algo pudiera sorprendernos aun más que lo que acabábamos de vivir, pero esto es África y el viaje solo había comenzado.
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