Alejado de las rutas turísticas habituales de Bulgaria, en el noroeste del país y haciendo frontera con Serbia y Rumania, encontramos dos de los grandes atractivos naturales de la nación balcánica: la Fortaleza de Belogradchik con sus formaciones rocosas y las Cuevas de Magura y sus pinturas rupestres.
Probablemente la razón por la cual son pocos los que llegan hasta allí sea la distancia que separa esta zona de la capital, Sofía, y del resto de atractivos del país. Aunque 180 kilómetros puedan no parecer mucho, debido al lamentable estado de las carreteras búlgaras, esto se convierte en más de tres horas de viaje desde Sofía si llegamos en coche (la mejor forma de completar una Ruta por Bulgaria), y más de cuatro horas si optamos por el único autobús que une el pueblo de Belogradchik y la capital.
Otra opción interesante es contratar alguno de los tours que se ofertan desde la capital y que pueden incluir otros puntos de interés de la zona. De lo que no cabe duda es que a los atrevidos que decidan acercarse hasta aquí se encontraran con uno de los paisajes más sublimes de Bulgaria. ¿Os animáis? ¡Nosotros os mostramos cómo llegar y qué ver!Qué ver en la Fortaleza de Belogradchik
La impresionante Fortaleza de Belogradchik, también conocida como Fortaleza Kaleto, una de las mejor conservadas de Bulgaria, y os podemos asegurar que no deja indiferente al viajero ya que se presenta como una impresionante fortificación enclavada en un entorno natural de gran belleza, utilizando la propia roca cómo defensa.
Los primeros en usar este lugar y combinar ingeniera humana con naturaleza con fines militares, defensivos y de vigilancia para las rutas comerciales que por allí pasaban, fueron los romanos. Posteriormente, los imperios búlgaros, con el Zar Vidin Ivan Stratsimir a la cabeza, y el otomano, realizaron varias ampliaciones convirtiendo este impresiónate fuerte en uno de los bastiones fundamentales de sus ejércitos. La última vez que fue utilizado para fines bélicos y defensivos fue durante la guerra serbo-húngara en 1885.
Las altas formaciones rocosas de arenisca han servido durante siglos como defensa natural y, en la actualidad, aunque su interior se encuentra en ruinas, es posible visitar los tres niveles que conforman la fortaleza. El más bajo, pasada la puerta principal, “Vidin Kapia”, está rodeado por murallas levantadas por la mano del hombre y es donde encontraremos las mejores vistas de la parte más alta de la fortaleza.
A los otros dos niveles superiores, rodeados ya de rocas, se accede a través de escaleras labradas en ocasiones en la propia piedra y que nos permiten alcanzar unas vistas impresionantes de las conocidas como rocas de Belogradchik y de la ciudad.
El parking gratuito para acceder a la Fortaleza de Belogradchik se encuentra justo a la entrada de esta, al sur de la ciudad de Belogradchik (con poco atractivo para el turista). Junto a él encontramos varias casetas de recuerdos y productos típicos de la zona así como el edificio que alberga el Museo de Naturaleza y Ciencia, lugar donde deberemos comprar las entradas para la visita de la Fortaleza, el precio es de 6 LEV. Hay que tener en cuenta que la Fortaleza de Belogradchik abre a las 9:00h durante todo el año, pero la hora de cierre varía según el mes.
Pero además de por la Fortaleza, la región de Belogradchik es famosa por sus increíbles formaciones rocosas conocidas como las “Rocas de Belogradchik” que se extienden ocupando una terreno de unos 50km2 en torno al pueblo.
Dichas estructuras rocosas se han formado por la erosión de la roca a lo largo de miles de años. La arenisca, con su característico color rojizo, ha dado lugar a un paisaje maravilloso, que asemeja “torres” de hasta 200 metros de altura y que incluso albergan vegetación en lo más alto.
Lo mejor es acercarse hasta alguno de los miradores para disfrutar de estas extrañas e imponentes rocas que, aunque no consiguieron ganar, estuvieron nominadas a formar parte de las Nuevas 7 Maravillas del Mundo.
Cueva de Magura, qué ver y cómo llegar
A unos 20 kilómetros de Belogradchik, por una estrecha carretera que parece no llevar a ninguna parte y junto al lago más grande de toda Bulgaria, encontramos una de las cuevas más impresionantes del país, la Cueva de Magura, que fue proclamada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984, tanto por su espectacularidad como por las pinturas rupestres que alberga en su interior.
Tras dejar el coche al pie del montículo conocido como “Rabisha Mogula” se llega a la entrada de la cueva tras ascender por una ladera repleta de escalones escavados en la roca. Hay una caseta en la que se compran las entradas, 10 LEV por persona, y que cuenta además con una pequeña tienda de recuerdos y algunas bebidas (más información en su web). Y es aquí donde nos llevamos el disgusto del viaje: la galería en la que se pueden contemplar las pinturas rupestres está cerrada por restauración hasta nuevo aviso (nuestro viaje fue en Septiembre de 2019). Tras unos minutos de incredulidad decidimos continuar con la visita a Magura como teníamos programado antes de partir hasta nuestro siguiente destino: Veliko Tarnovo.
Cada hora, desde las 9:00h hasta las 16:00h, se inicia una visita guiada donde se recorren los dos kilómetros y medio visitables de la Cueva de Magura, formados, fundamentalmente, por una galería principal y un laberinto de galerías más pequeñas aledañas a la grande.
Los primeros humanos que utilizaron la cueva como refugio llegaron aquí sobre el año 10.000 a.C. y tanto ellos como sus descendientes grabaron en sus paredes cientos de pinturas, utilizando el guano de los murciélagos, que representan escenas de caza, animales, símbolos de fertilidad etc, y que se han conservado en su mayoría en la sala de las pinturas, que como ya hemos comentado no pudimos visitar (no tenemos fotos y tampoco nos han contestado de la oficina de turismo de Bulgaria a la que pedimos alguna para poder enseñaros).
Dentro de la cueva se mantiene una temperatura constante de 12ºC, por lo que conviene llevar algo de abrigo, además hay que tener en cuenta que algunos de los tramos son bastantes resbaladizos, por lo cual llevar un calzado adecuado es también importante.Pero la Cueva de Magura ofrece mucho más, como impresionantes estalactitas y estalagmitas entre las que destacan el llamado Gran Estalactón de 20 metros de alto y el conocido como el Pino Caído que con sus 11 metros es la estalactita más grande de Bulgaria encontrada hasta la fecha.
En total la visita dura entre una hora y hora y media tiempo al que tendremos que sumar el paseo de dos kilómetros que hay desde la salida de la cueva hasta el parking (en verano funciona un trenecito que por 2 Lev hace el recorrido).
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