A los pies del Vesubio, junto a de la ciudad de Nápoles, encontramos las ruinas de la antigua ciudad romana de Herculano, cuya historia quedó marcada para siempre aquel fatídico 24 de agosto del año 79 d.C, cuando fue sepultada por las cenizas provenientes de la erupción del volcán. A la sombra de la famosa ciudad de Pompeya, que corrió el mismo destino, sus restos aunque menos extensos se encuentran mucho mejor conservados, por lo que visitar Herculano, es transportarse de lleno a la antigua roma. Ambas ciudades, Pompeya y Herculano, son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1977.
Herculano, consejos para la visita
Situada en la región de la Campania, Herculano es una de las muchas visitas obligadas si se está recorriendo el Golfo de Nápoles. La mejor forma de llegar hasta aquí es tomando la línea de tren conocida como Circunvesuviana junto a la estación de Napoli Central, en sentido Sorrento y bajarse en la parada de Ercolano Scavi, unos 20 minutos de trayecto. Desde la estación queda recorrer aproximadamente un kilómetro hasta la entrada, se pueden tomar también alguna de las furgonetas que realizan este trayecto continuamente.
El sitio arqueológico de Herculano está abierto todos los días de 9h a 17h desde el 1 noviembre hasta el 31 de marzo, y de 9h a 19.30h el resto del año. El precio de la entrada general es de 11€ aunque existen importantes descuentos para niños y mayores de 65 años. También se puede comprar una entrada combinada por 20€ que permite visitar además Pompeya, Oplonti, Stabia y Boscoreale, es válida para 3 días consecutivos.
Herculano, pequeña guía, qué ver
Herculano, era fundamentalmente una ciudad de vacaciones para las clases altas romanas: ricos comerciantes, mercaderes e intelectuales construyeron sus casas de veraneo junto al mar, y esto se nota sobre todo en la riqueza de los frescos y los mosaicos de las mismas.
Herculano se encuentra muy cerca del Vesubio por lo que quedó rápidamente sepultado por un espeso manto de cenizas de cerca de 30 metros, incluso más grueso que el de Pompeya, lo que le ha permitido que esta ciudad se conserve mucho mejor. Las excavaciones de la ciudad comenzaron en 1738, por el zaragozano D. Roque Joaquín de Alcubierre bajo el patrocinio del rey de las Dos Sicilias.
Desde la entrada se accede a las excavaciones por una pasarela que permite tener unas impresionantes vistas del complejo. Lo mejor es recorrer las calles perdiéndose, descubriendo las decenas de casas excelentemente conservadas así como otros edificios comunales como las Termas suburbane, las mejores conservadas, datan del Sg. I d.C. y fueron construidas entre las murallas de la ciudad y el mar. Es posible distinguir el praefurnium, el horno para calentar el agua, y las salas termales: Frigidarium, Tepidarium y Caldarium.
La Palestra o Gimnasio, fue construida en época de Julio Cesar y estaba dedicado a las actividades deportivas, en él destaca su monumental vestíbulo rodeado de columnas así como la alberca cruciforme con una fuente de bronce que representa a la Hidra de Lerna, la mítica serpiente de siete cabezas.
El Teatro de Herculano, tenía una capacidad para 2500 personas, y estaba ricamente decorado con estatuas de bronce de grandes dimensiones y rodeado de columnas de mármol.
Los Fornicis, son unas estructuras abovedadas ubicadas frente al mar que servían como almacenes portuarios para resguardar las barcas de pesca. Es aquí donde en 1980 se encontraron cerca de trescientos esqueletos humanos, ya que se piensa que durante la erupción muchos de los habitantes de la ciudad trataron de refugiarse en ellos con sus objetos más valiosos aunque finalmente murieron intoxicados por los gases y las altas temperaturas.
Entre todas las casas particulares, la llamada Villa de los Papiros es la más famosa y lujosa. Fue mandada construir por Lucio Calpurnio Pison Cesonio, suegro de Julio Cesar. Su nombre deriva del descubrimiento en la casa de una biblioteca con 1785 rollos de papiro carbonizado.
Aquí os dejamos el enlace de la página oficial del Parco Archeologico di Ercolano.
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