El Loch Lomond o Lago Lomond es, con sus 70 kilómetros cuadrados, el de mayor superficie de Escocia, el segundo en volumen detrás del famoso Lago Ness y para muchos también el más bonito del país. Rodeado de profundos bosques, altas montañas y castillos escondidos entre la vegetación, es un lugar imprescindible si estamos realizando una ruta por Escocia.
Cómo llegar y moverse por el Lago Lomond
El Loch Lomond forma parte del Parque Nacional del Loch Lomond y los Trossachs, una de las regiones más bonitas del país. Este parque está formado por cuatro zonas diferenciadas: los Trossachs, el bosque de Argyll, Breadal y el propio Loch Lomond, además sirve de puerta de entrada a las famosas Highlands.
Es fácilmente accesible en coche ya que se encuentra a escasos 40 minutos de Glasgow y a una hora y media de Edimburgo. Lo mejor es recorrerlo por libre, con nuestro propio vehículo, pero si no fuera posible, la zona está también conectada con servicios de autobús y tren y desde ambas ciudades se pueden contratar excursiones.
Qué ver y hacer en Loch Lomond
La zona que rodea Loch Lomond es un autentico paraíso para los amantes de la naturaleza, donde además de visitar el propio lago, podemos realizar gran número de actividades de aventura, disfrutar de pueblos con encanto, castillos y paseos en barco. Os proponemos un pequeño recorrido de un día que nos acercará a la mayoría de los lugares más bellos del lago.
El pequeño pueblo de Balloch suele servir de base para visitar la zona ya que cuenta con gran cantidad de servicios, hoteles y restaurantes. Merece la pena caminar a orillas del lago hasta llegar al Balloch Castle Country Park, un bello enclave natural con unas vistas privilegiadas al lago y donde se alza un pequeño castillo, aunque está cerrado al público.
La mayoría de los visitantes que se acercan hasta aquí lo hacen para tomar uno de los barcos que parten de su pequeño muelle para recorrer el lago. Existen varias compañías cuyas rutas y horarios se pueden consultar en la oficina de turismo situada junto al muelle o bien en su propia web.
Nosotros tomamos el Barco Silver Marlin (11 libras), que realiza un recorrido circular de una hora de duración y en el que pudimos disfrutar de un paisaje maravilloso, gran cantidad de aves, acercarnos a alguna de las islas del lago y contemplar las ruinas del Castillo de Lennox, además de vivir todos los climas posibles de Escocia: lluvia, niebla, sol y uno de los arco iris más intensos que hemos visto.
El Loch Lomond está formado por más de 30 islas, pero la más famosa de ellas es la isla de Inchcailloch. Lo mejor para llegar hasta ella es acercarse al pueblo de Balmaha, en la orilla este del lago, y tomar una de las barcas que en menos de cinco minutos nos acercaran a este paraje de gran belleza, ideal para pasear con tranquilidad y, si tenemos suerte, ver alguno de los ualabíes que allí viven, una especie de canguros en miniatura traídos a la zona en los años cuarenta.
Desde el propio parking de Balmaha parte una de las rutas senderistas más famosas del Loch Lomond, la ascensión a Conic Hill, desde donde se tienen unas de las mejoras vistas del lago y sus islas. En total se asciende unos 350 metros de desnivel y se tarda en recorrer en torno a las tres horas, nosotros no pudimos recorrer la ruta ya que se puso a llover intensamente.Antes de poner rumbo hacia la orilla oeste del lago, podemos hacer una pequeña parada en el pueblo de Drymen para visitar las ruinas del Buchanan Castle, totalmente devorado por la vegetación, lo que le da un aire bucólico y misterioso.
El pintoresco pueblo de Luss es uno de los más bonitos del país, tierra del Clan Colquhoun, uno de los más importantes e influyentes de toda Escocia. Desde su muelle se tienen unas vistas espectaculares del lago y del Ben Lomond, la montaña más alta de la zona con sus 974 metros. En nuestra visita la neblina que cubría el lago nos impedia ver mucho pero aumentó su belleza y misterio.
Pero la visita a Luss da para muchos más, pasear por sus calles repletas de restaurantes, cafeterías y tiendas de artesanía es una delicia.
Una parada imprescindible es la fotogénica Luss Parish Church, construida por Sir James Colguhoun en 1873, en honor a su padre que murió ahogado en el lago. La iglesia está rodeada de un pequeño cementerio con lapidas incluso del siglo VII.
Si cruzamos el rio podemos llegar hasta la Cruz conmemorativa de St. Kessog, construida en honor al misionero irlandés que cristianizo la zona.
Continuando hacia el norte, el lago se hace cada vez más estrecho y la vegetación más agreste, merece la pena parar en cuantos más embarcaderos podemaos para poder disfrutar del Loch Lomond, pero si tenemos que elegir solo un mirador, recomendamos, sin lugar a dudas, el de Inveruglas.
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