Son muchas las caminatas y trekkings que pueden realizarse por el sudeste asiático, nosotros elegimos el trekking por el Área Protegida de Nam ha (Laos), no solo por sus esplendidos paisajes de selva virgen sino por la posibilidad de acercarnos a algunas de las etnias que habitan en el norte de Laos, para conocer de primera mano su forma de vida y, además, haciéndolo de una manera sostenible ya que en la mayoría de las agencias de Luang Namtha abogan por este tipo de turismo, reportando la mayor parte de los ingresos recaudados a los habitantes de las comunidades que se visitan.
LUANG NAMTHA, LA PUERTA DE ENTRADA AL PARQUE NACIONAL DE NAM HA
Situada al norte de Laos y relativamente cerca de las fronteras de China y Tailandia, Luang Namtha se ha convertido en un importante cruce de caminos y la ciudad más poblada de esta zona del país. Esto hace que haya múltiples posibilidades para llegar hasta aquí, nosotros lo hicimos desde Luang Prabang en un vanet, ambas ciudades están separadas por 360 kilómetros pero tardamos cerca de 8 horas ya que la carretera estaba en obras en muchos tramos. La estación de autobuses de Luang Namtha está a 11 kilómetros del centro de la ciudad y desde allí no hay más opción que coger un tuck tuck por unos 20.000 LAK.
A excepción de por su animado mercado nocturno donde poder cenar y comprar alguno de los artículos que las mujeres de la etnia Hmoncang fabrican, la mayoría de los turistas que se acercan hasta aquí lo hacen en busca de excursiones en kayak, trekking o visitas a poblados por la zona de Namha, lo que hace que en Luang Namtha haya más agencias de viajes que en ningún otro lugar de Laos. Su oferta hotelera y de restaurantes es muy amplia, nosotros nos alojamos en Manychan Guesthouse Restaurant, frente al mercado y a escasos metros del Banco y de la oficina de turismo. Además de habitaciones cómodas con baño cuenta con un restaurante muy recomendable.
TREKKING ÉTNICO POR EL PARQUE NACIONAL NAM HA
Nada más llegar a Luang Namtha decidimos buscar una buena agencia con la que hacer el trekking, después de mirar varias en la misma calle principal elegimos The Hiker Travel Agency que nos ofrecía justo lo que buscábamos: un trekking por la selva hasta el poblado akha donde pasaríamos la noche. Optamos por la opción de 2 días/ 1noche aunque se podía ampliar una noche más. El precio de 40 $, incluía guía, cocineros, comidas alojamientos y traslados además de tener un compromiso con el turismo sostenible, aportando el 50% de los ingresos al propio poblado.
Día 1. Trekking por la Selva de Nam ha, visitando al pobaldo Akha
Sobre las 8 de la mañana quedamos en la puerta de la agencia donde conocimos a nuestros compañeros de viaje y a nuestro guía, en total éramos 9 personas, la primera parada la hicimos en el mercado local de Luang Namtha donde nos aprovisionarnos de lo necesario para comer los próximos dos días, tras lo que nos trasladamos en la vanet unos 40 minutos hasta el punto donde comenzamos a caminar y nos esperaba Mua, una joven de la etnia khmu que nos acompañaría hasta el poblado. Cada etnia utiliza su propia lengua por lo que la comunicación incluso entre ellos es difícil, pero nuestro guía controlaba varios dialectos e iba traduciendo nuestras preguntas y preocupaciones.
Empezamos a subir adentrándonos en la espesa selva, la pendiente que era cada vez más pronunciada junto con el 100% de humedad hizo de esta ascensión un camino bastante duro Como a las dos horas paramos para comer un arroz con vegetales servido en hojas de plátano y descansar antes de llegar a la cima del monte en el que se encontraba el poblado Akha que sería nuestro hogar aquella noche. Las vistas de allí son increíbles, un paraiso salvaje lleno de exuberante vegetación pero su verdadero patrimonio, el más importante, reside en su gente. Al llegar no tardaron en acercase varios grupos de niños con cara de asombro y es que tal y como nos contaron, los turistas no van siempre al mismo poblado para poder así repartir entre las diversas comunidades los recursos derivados de estas “visitas”, por lo que pueden pasar un año sin ver extranjeros.
La aldea está formada por una veintena de casas de adobe y paja y entre ellas los cerdos y las gallinas corretean a sus anchas. Durante nuestra visita solo había mujeres y niños ya que es habitual que los hombres pasen varios días fuera para trabajar en las tierras más alejadas.
Tras dejar nuestras cosas en la cabaña que sería nuestra habitación, cocina y sala de reunión nos propusieron recorrer los alrededores de la aldea, rodeamos la montaña, bajamos a un pequeño manantial donde cogen el agua cada día para cocinar y asearse (uno de los mejores obsequios que pudimos hacerles fueron nuestras botellas de plástico vacías que utilizaran para transportar el agua).
Jugamos con los más pequeños, hicimos fotos y disfrutamos de la compañía de las mujeres akha que se acercaron a “nuestra casa” y con las que aprendimos más sobre su forma de vida gracias a la traducción de nuestro guía.
Día 2. Trekking por la Selva de Nam ha, visitando al poblado Khmu
Nos despertamos con el canto de los gallos antes de las seis de la mañana, el desayuno ya estaba listo y después de despedirnos continuamos nuestro camino entre la espesa jungla rodeando la montaña por otro de sus flancos. El día había amanecido nublado y no tardo en ponerse en llover, según nos íbamos acercando hacia el valle salpicado de arrozales y tierras de cultivo, el camino se iba volviendo más embarrado y resbaladizo.
En estas condiciones hay que tener cuidado con las sanguijuelas que pueden amargarnos parte de la caminata. Unas tres o cuatro horas después llegamos a un poblado de la etnia Khmu, cercano ya a la carretera, en el se notan las grandes diferencias con la comunidad akha donde pasamos la noche. Aquí se ve alguna moto, y tienen incluso pequeñas tiendas con lo básico. Como la lluvia no cesaba tuvimos que preparar la comida en una pequeña cabaña a las afueras del pueblo, este último tramo del camino había sido el más complicado por las condiciones del terreno lo que hizo que dos de nuestros compañeros que pretendían continuar un día más decidieran volver con nosotros a Luang Namtha.
El grupo se separo y los que teníamos que regresar continuamos por caminos paralelos a la carretera hasta alcanzar el punto donde la vanet nos recogió para volver a Luang Namtha. Llenos de barro y cansados llegamos al hotel pero con la sensación de haber tenido una de las mejores experiencias de nuestra visita a Laos.
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