Montepulciano, situado en lo alto de una colina y rodado de murallas, representa la estampa típica de la Toscana y es una parada imprescindible en una ruta por esta bella región de Italia. Pasear por su casco histórico es como hacerlo por un museo al aire libre, en el podemos encontrar joyas de la arquitectura medieval, tanto en sus calles principales cómo en los pequeños callejones y callejuelas que llevan a miradores sobre los campos toscanos, todo un placer para los sentidos.
La historia de Montepulciano se inicia con los etruscos, que construyeron las primeras murallas, posteriormente serian los romanos los que se asentaron en la villa y durante la Edad Media las continuas guerras entre Siena y Florencia decidieron el futuro de Montepulciano. Su esplendor llegaría entre los Sg. XV y XVI cuando allí se instalaron comerciantes, humanistas y familias nobles, lo que supuso para la ciudad un florecimiento artístico y cultural. En la actualidad, Montepulciano es uno de los pueblos más visitados de la Toscana, cuna de grandes caldos cómo el Vino Nobile y escenario de varias películas y anuncios de TV (aquí se rodaron escenas de la saga “Crepúsculo”).
Montepulciano, cómo llegar desde Siena y Florencia
Montepulciano se encuentra situado en la provincia de Siena, entre los valles Val di Chiana y Val d´Orcia. La mejor manera de llegar hasta aquí es en coche, lo que nos permitirá disfrutar por el camino de los campos toscanos y parar en otras poblaciones cercanas como Pienza o Bagno Vignoni. Desde Siena nos separan apenas unos 45 minutos de trayecto y desde Florencia en torno a la hora y media y cómo sucede en la mayoría de los pueblos de la zona, no es posible acceder a Montepulciano en coche, por lo que habrá de dejar nuestro vehículo en alguno de los parking, ya sea de pago o libres, que hay en la parte baja del pueblo.
Aunque el camino desde Siena o Florencia a Montepulciano se puede hacer mayormente por una autovía, recomendamos alargarlo, tomando el desvío hacia Asciano, por la SP438, una de las carretas más bonitas por las que conducimos en nuestro recorrido por la Toscana. Campos envueltos por la niebla, solitarias ermitas rodeadas de cipreses, viñedos…en definitiva, todo lo que cabría esperar del paisaje Toscano. Aunque la necesidad es parar cada pocos metros os aconsejamos que al menos lo hagáis en el mirador de Crete Senesi Panoramic Point.
También es posible llegar a Montepulciano en transporte público, en concreto en alguno de los autobuses que parten desde las estaciones de Siena o Florencia. Otra buena opción en contratando alguno de los muchos tours organizados, con los que además podremos acercarnos a otros puntos imprescindibles de la ruta por la Toscana.
Montepulciano, qué ver y hacer
Tras acceder a la zona monumental por la Porta al Prato, lo ideal es deambular por las calles de esta villa medieval, flanqueadas por preciosos palacios de estilo renacentistas, como el Palazzo Coccani o el Palazzo Bucelli, en el que destaca su fachada ricamente decorada con relieves y urnas funerarias etruscas. Además encontraremos gran cantidad de trattorias, heladerías y tiendas de productos locales y artesanales.
El corazón de Montepulciano es la conocida como Piazza Grande, un precioso conjunto monumental situado en el punto más alto del pueblo y rodeada por sus edificios más representativos.
Entre ellos destaca el Palazzo Comunale, construido en 1440 por el arquitecto Michelozzo y que, aun hoy, es la sede del Ayuntamiento de Montepulciano. Su fachada de estilo gótico y su torre almenada son muy similares al famoso Palazzo Vecchio de Florencia. Delante del mismo encontramos la Fuente de los grifos y los leones, que data de 1520.
Otro punto destacado de la Piazza es la Catedral de Montepulciano, dedicada a Santa Maria Assunta. La original se levantó durante los Sg. XVI y XVII, pero ha sido reconstruida en varias ocasiones. Su fachada, austera, nunca se llego a terminar, y en su interior destaca el famoso tríptico de la Asunción de la Virgen.
Encontramos también el Palazzo Neri Orselli, sede actual del Museo Cívico y el Palazzo Nobili-Tarugi, cuya fachada está recubierta de mármol travertino. No muy lejos, en otra bonita plaza, se levanta la Iglesia de San Agustino obra también de Michelozzo en el Sg. XV.
Si nos desviamos de su calle principal, podemos encontramos varios miradores con vistas increíbles al Vall d´Orcia. Entre ellos destacada el de la Piazza San Francisco, desde el que además se vislumbra el Santuario de la Madonna del Biagio, situado extramuros. Se trata de una obra renacentista del Sg. XVI en el que destacan sus dos campanarios.
Montepulciano y sus Bodegas, el Vino Nobile
Saborear los productos típicos de la Toscana es imprescindible para que nuestro viaje sea completo. Entre todos los productos destaca el vino, y en Montepulciano tuvimos la suerte de poder visitar una de sus Bodegas más famosas: la Cantina De´Ricci.
Recorrimos su impresionante bodega subterránea de origen etrusco, con varios pisos y estancias repletas de barricas en las que reposa el vino, y posteriormente poder hacer una pequeña cata de sus caldos.
Pudimos degustar el vino más famoso de la zona, el denominado Vino Nobile de Montepulciano, que se trata de un tinto elaborado a partir de tres variedades de uva procedente de los viñedos que rodean Montepulciano y que se añejan durante dos años en barricas de roble.
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