Las islas del Golfo de Nápoles son de las más bellas del Mediterráneo. Capri o Ischia tienen fama mundial por sus costas recortadas y sus aguas color azul intenso, pero Procida, la hermana pequeña, apenas es conocida, y precisamente en ello radica parte de su encanto, ya que la isla apenas recibe turistas y mantiene el encanto de sus casas de colores, sus acantilados y sus playas de ensueño.
De origen volcánico, Procida ocupa una superficie de menos de 4 km2, tiene una población de 11.000 habitantes y está unida por un puente a la isla de Vivara, declarada espacio natural protegido. Durante la época romana fue un lugar de vacaciones para las clases más ricas, en siglos posteriores vivió continuos saqueos y devastaciones hasta que en el Sg. XI se estableció un monasterio benedictino y en el Sg. XII se convirtió en el feudo de la familia Procida, donde destaco Giovanni Procida, medico, estudioso y héroe de las Vísperas de Sicilia.
En la actualidad la isla continua teniendo ese ritmo tranquilo de los pueblos de pescadores, donde sus habitantes cultivan limones con los que fabrican uno de los mejores limocellos del mundo, pero también se ha convertido en una isla de película, en la que se han grabado cintas tan conocidas como “El Cartero y Pablo Neruda” de Michael Radford, “El talentoso señor Repley” o la “Isla de Arturo”, basada en la novela homónima de Elsa Morante. Cada año, durante 5 días, sus calles se transforman con el festival de arte y cine conocido como Il Vento Cinema, pero sus visitantes pueden disfrutar siempre de los diversos carteles informativos sobre películas y actores que han pasado por la isla y que está en cada rincón.
Cómo llegar a Procida desde Nápoles, los horarios
Para llegar a la isla hay que hacerlo desde Nápoles, donde parten hidronaves de dos compañías varias veces al día desde el Molo Beverello, frente al Castell Novo, podéis visitar esta web para confirmar horarios y precios.
Qué ver en Procida
La isla cuenta con innumerables atractivos, aunque lo mejor es caminar y perderse por sus calles, también existe una línea de autobuses la L1 que une Marina Grande con Marina Chiaiolella. Para su visita podemos dividirla en tren zonas: Marina Grande, Terra Murata y Marina Corricella.
Marina Grande
Marina Grande, con sus casas color pastel, es la primera imagen que tenemos de la isla cuando llegamos con el ferry. A lo largo de Via Roma, su calle principal, encontramos multitud de restaurantes y tiendas de artesanía y regalos así como la Iglesia de Santa Maria della Pieta, de 1616, frente a la Piazza Sannto Cattolico. También destaca la Escuela Naval, la más antigua de Europa.
Desde aquí continuamos la visita por sus callejuelas, con sus ventanas de ropa tendida y olor a suavizante, hasta llegar a la Plaza de los Mártires, uno de los puntos clave de la visita a la isla. Desde aquí se tienen las mejores vistas de Marina Corricella, sus casitas idílicas y el mar, donde iremos más tardes, y que es la postal más típica de la isla.
Pero también se encuentra den la plaza la Iglesia della Madonna della Grazie, que fue construida en 1679, el edificio es de estilo barroco y en el destaca su cúpula amarilla visible desde gran parte de la isla. En el centro de la plaza la estatua del escritor Antonio Scioloja y la lapida que conmemora la derrota de los isleños revolucionarios en el 1799, completan sus atractivos.
Terra Murata
La zona conocida como Terra Murata, es la parte más elevada de Procida. Situada en un promontorio sobre el mar destaca la Abadia de San Miquel Arcangel, que ha sufrido varias remodelaciones, aunque su origen es del Sg XI y se construyo sobre un antiguo monasterio benedictino.
Durante años esta zona fue la única de la isla que estuvo habitada, subiendo por la Via Salita Castello, se llega hasta la explanada donde se conservan dos cañones y los restos del Palacio Real o Castillo, que fue construido por el cardenal de Aragón Innico D´Avalos en 1563. Hasta los años 80 se estuvo utilizando como cárcel, merece la pena recorrerlo y disfrutar de las sus increíbles vistas al mediterráneo y, con suerte, a alguna de las islas vecinas.
Marina Corricella
Volviendo sobre nuestros pasos, tomamos la escalera Pennino que nos acercara a la zona de Marina Corricella, quizá la más autentica de toda la isla con sus típicas de casas de colores y donde las redes de pescadores se extienden por su calle principal. Lo mejor es sentarse al sol, en alguno de sus bares o restaurantes y disfrutar, como hicimos nosotros, del mejor granizado de limón que hayamos probado nunca.
Antes de tomar de nuevo el ferri camino de Nápoles, nos quedo tiempo para acercarnos a Marina Chiaiolella, la parte sur de la isla y donde se encuentra la zona más famosa de playa y un precioso puerto pesquero.
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