La Sierra del Rincón, al noreste de la Comunidad de Madrid, es uno de los enclaves más bonitos y menos visitados de la provincia. Declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en el año 2005 guarda entre sus tesoros una enorme variedad de hábitats: pinares, encinares, matorrales y, por supuesto, el Hayedo de Montejo de la Sierra, uno de los más meridionales de Europa.
Junto con su impresionante naturaleza, el enclave incluye cinco pequeños pueblos: La Hiruela, Montejo de la Sierra, Horcajuelo de la Sierra, Prádena del Rincón y Puebla de la Sierra, que conservan las costumbres, tradiciones y arquitectura típica de pizarra y piedra de esta zona de la sierra Madrileña.
Cómo llegar a la Sierra del Rincón desde Madrid
Ubicado entre las Sierras de Ayllón y Guadarrama, en el marco conocido como la Sierra Norte de Madrid, se levanta la Sierra del Rincón. Para llegar hasta aquí desde la ciudad de Madrid basta con tomar la autovía A-1 sentido Burgos hasta llegar a la altura de Buitrago de Lozoya, uno de los pueblos más bonitos de la comunidad.
Desde allí, se toma la carretera M-137, que nos llevará hasta el primero de los pueblos, Prádena del Rincón. El siguiente en aparecer será Horcajuelo, 4 kilómetros más adelante y de allí a Montejo de la Sierra. Continuaremos por dicha carretera hasta La Hiruela o podemos tomar el desvió por la M-130 y acabar en Puebla de la Sierra.
Ruta por los pueblos de la Sierra del Rincón: La Hiruela y Puebla de la Sierra
Si algo caracteriza a esta zona de la Sierra es la armonía que, desde hace siglos, mantienen naturaleza y ser humano, y que se ve reflejado en sus costumbres, en la arquitectura y en las labores agrícolas y ganaderas. Es posible recorrer los cinco pueblos en un día, pero en esta ocasión decidimos centrarnos en dos de ellos: La Hiruela y Puebla de la Sierra, dejando para una próxima visita el resto de localidades y, especialmente, el Hayedo de Montejo.
La Hiruela, qué ver y hacer
La Hiruela suele aparecer en los listados de pueblos más bonitos de la Comunidad de Madrid, y cuenta con numerosas razones para ello. Antes de llegar a él, a unos dos kilómetros, merece la pena parar en el conocido como alto de la Hiruela (1478 metros sobre el nivel del mar) desde donde se tienen unas preciosas vistas a la sierra y a los picos, prados y bosques de robles que rodean el pueblo.
En la entrada de la Hiruela encontraremos un parking gratuito donde dejar el coche y comenzar nuestra ruta por este pequeño pueblo serrano donde el tiempo parece haberse detenido.
Merece la pena contemplar con calma sus casas de pizarra y adobe hasta llegar a la plaza donde se levanta la Iglesia de San Miguel Arcángel, centro neurálgico del pueblo.
En los alrededores de la Calle Enmedio y la Calle Pilón podemos disfrutar de un parada en alguno de sus bares y restaurantes.
En La Hiruela y cercanias existen numerosas rutas y sendas en las que descubrir este precioso enclave de la Sierra del Ricón, de entre todas ellas destacan tres sendas:
- Senda de los Oficios de la Vida. Esta senda de unas dos horas de duración parte desde la propia Iglesia del pueblo y a lo largo de su recorrido perfectamente señalizado podremos ver de primera mano la riqueza etnográfica de la zona, atravesando cultivos de frutales, un antiguo colmenar, el molino harinero del siglo XVIII ó las antiguas carboneras.
- Senda de Molino a Molino. Aunque es posible realizarla por todos los públicos, esta senda de unos 4 km es la más complicada que encontraremos en el pueblo. En ella seguiremos el curso del Rio Jarama hasta la localidad de Cardoso atravesando sotos, bosques de álamos y sauces.
- Senda Fuente Lugar. Aunque de apenas un kilómetro, esta senda recorre una zona de enorme riqueza natural, incluyendo robles centenarios, que la hace ideal si la visitamos con niños.
Para más información, podemos visitar la web oficial de La Hiruela donde descargarnos los mapas de cada una de las rutas en PDF.
Además, en La Hiruela encontramos un Museo Etnográfico donde conocer como era una antigua vivienda del siglo XVII, con sus aperos de labranza, utensilios de cocina o vestimentas de la época.
Puebla de la Sierra, qué ver y hacer
En un entorno natural de increíble belleza encontramos esta pequeña localidad de apenas 100 habitantes y que no siempre recibió este nombre, ya que hasta mediados del Sg. XX fue conocida como Puebla de la Mujer Muerta, ya que una de las montañas que lo rodean tiene el perfil de una mujer fallecida.
Tras dejar el coche en la entrada, se llega al centro atravesando las numerosas huertas que rodean Puebla de la Sierra y una vez dentro del pueblo pronto podemos apreciar como sus casas, construidas con pizarra y piedra mantienen intacta la arquitectura tradicional.
El centro neurálgico del pueblo es, sin duda, su Plaza Mayor, donde se levanta el edificio del Ayuntamiento y la Iglesia de la Purísima Concepción, del siglo XVII, que destaca por su torre del campanario y el porche que encontramos en su fachada Sur.
Junto a la Iglesia podemos descansar en uno de los miradores y disfrutar de una de las vistas más bellas a la Sierra del Rincón. Merece la pena también acercarse hasta el antiguo lavadero municipal de los años 70 o visitar la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad del Sg. XVIII.
Rodeado de picos como la Torcera, la Peña la Cabra o el monte Porrejon Bajero, los amantes de la naturaleza van a disfrutar de la Puebla de la Sierra ya que en sus alrededores encontraremos numerosas rutas con partida y salida del pueblo. Entre ellas destaca la Senda por los Robles Centenarios de unos tres kilómetros y que sigue el curso del arroyo de la cuesta. En ella no podemos dejar de visitar el Nogal del Pradillo o Nogal de la Pascuala, declaro árbol singular tanto por su tamaño como por su importancia cultural.
Otro de los atractivos de Puebla de la Sierra en la actualidad es el llamado Valle de los Sueños, un parque escultórico al aire libre formado en la actualidad por 79 obras donadas o cedidas por otros tantos artistas y que podemos encontrar tanto a lo largo del pueblo como en plena naturaleza. La idea partió del escultor Federico Eguia, y cada dos años, desde 2006, aquel artista que quiera puede exponer su obra en el pueblo. Una gran idea para aunar arte contemporáneo y naturaleza aportando, si cabe, más belleza este impresionante pueblo y enclave.
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