Dubrovnik, al sur de la región de Dalmacia en Croacia, es el centro turístico más importante del país y uno de los pueblos medievales más bonitos de la vieja Europa. Ubicada a la orilla del mar Adriático y a los pies de la colina de San Sergio, rodeada de murallas y fortificaciones fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979 y renombrada por turistas de todo el mundo como la “Perla del Adriático”.
En sus más de mil años de historia, la conocida anteriormente como Ragusa, nombre que recibió la ciudad hasta 1916, ha visto pasar por sus calles a bizantinos, venecianos, húngaros y turcos aunque los momentos que más han marcado su devenir fueron el terremoto de 1667 que la destruyó casi por completo y, más recientemente, el bombardeo que sufrió la ciudad en 1991 durante la Guerra de los Balcanes. En ambos casos se llevaron a cabo importantes obras de restauración que han permitido que Dubrovnik luzca con un increíble esplendor a día de hoy.
Dubrovnik, qué ver y qué visitar
El casco histórico de la ciudad de Dubrovnik, rodeado de murallas, es un entramado de calles y callejuelas empedradas y peatonales de gran belleza arquitectónica, que han sido escenario de múltiples películas como “Star Wars, episodio VIII” o la ciudad de Desembarco del Rey de “Juego de Tronos” entre otras muchas. Lo más recomendable es perderse por el laberinto que forman estas calles y disfrutar de sus cientos de bares y restaurantes.
La entrada a la ciudad antigua de la vieja Dubrovnik se hace a través de la famosa Puerta Pile que se encuentra tras el puente levadizo que cruza el foso defensivo, hoy convertido en unos preciosos jardines. La puerta está protegida por la estatua de San Blas, patrón de la ciudad.
Dubrovnik está rodeada completamente por un grupo de murallas defensivas de casi dos kilómetros de longitud, 16 torreones, cinco fortalezas y 120 cañones. La construcción original data del Sg. X y han sido restauradas en varias ocasiones a lo largo del Sg. XVIII. Es posible acceder a gran parte de las murallas por una entrada junto a la Puerta Pile, además podremos pasear por ellas, desde donde tendremos una de las mejores vistas de la ciudad, con sus rojizos tejados tan característicos y del mar Adriático como testigo privilegiado.
De vuelta a sus calles, es imprescindible recorrer la Calle Stradum, la más famosa de Dubrovnik, y en torno a la que gira gran parte de la vida de la ciudad. Esta calle va desde la Puerta Pile hasta la Plaza de la Luza.
En la Plaza de la Luza, al final de la calle Stradum, es donde durante siglos se instalaba el mercado de la ciudad y se daban a conocer los edictos y sentencias públicas.
En la actualidad y en especial durante el Festival de Verano que se celebra cada año, se ha convertido en el centro cultural de Dubrovnik y el lugar donde, al caer la tarde, se desarrollan conciertos de música clásica, operas o representaciones teatrales.
Además de encontrar numerosas tiendas y cafeterías que ocupan la parte baja de los palacetes renacentistas que forman la via, a lo largo de sus 300 metros, en Stradum podemos disfrutar de algunos de los edificios más famosos de la ciudad como la Fuente de Onofrio del Sg. XVI, que con su forma circular y 16 grifos es todo un símbolo.
La Iglesia de San Blas, joya del barroco veneciano, que fue reconstruida tras el terremoto de 1667, en el lugar que antiguamente ocupaba una basílica romana y de la que se cuenta que solo se salvo la estatua de San Blas, o el Monasterio de Santo Domingo de estilo gótico.
Dentro de la Plaza de La Luza encontramos otros símbolos de la ciudad como la Columna de Orlando esculpida en 1468 para conmemorar la independencia de Ragusa, la Torre de la Campana de 31 metros de altura, o el Palacio de Sponza o Divona, un precioso edificio señorial en el que destaca sus arcadas y que durante años fue la Aduana de Ragusa.
El Palacio del Rector fue durante años la residencia del príncipe y sede el gobierno de Ragusa. Allí también vivía el Rector, que era un cargo designado de forma mensual y que no podía abandonar el palacio durante su mandato. Era el encargado de guardar cada noche las llaves de la ciudad, que devolvía al amanecer. Hoy en día, el Palacio del Rector es la sede del Museo de la Historia de la Ciudad y de los edificios más bonitos de Dubrovnik.
La Catedral de la Asunción de la Virgen María fue construida entre los Sg. XVII Y XVIII, siendo restaurada tras el terremoto de 1967. Se trata de una construcción de estilo barroco en la que destaca su enorme cúpula de color azul. En su interior, además de obras de Tiziano y Rafael, se guarda el Tesoro de Dubrovnik con reliquias de los restos de San Blas
Algo que no debemos perdernos es pasear por el Puerto Viejo a última hora de la tarde, para disfrutar de sus magníficos atardeceres y de una cena a base de mariscos y pescado fresco. Pero si necesitamos “escapar” del bullicio de Dubrovnik, una buena idea es acercarse a una de sus playas cercanas, la más conocida es la Playa Gradska o playa de la ciudad, a escasos diez minutos del centro, ideal para relejarse junto al Adriático.
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Gracias Aire Nómada por teletransportarme a Dubrovnik, una ciudad llena de encanto. Sin duda, un lugar ideal para perderse entre sus callejuelas algún día. Un saludo!
Muchas gracias por leernos Amaya!! Nos encanta que te haya gustado!
Un saludo!
Ya había escuchado que es una ciudad preciosa.
Que ganas me da de visitarlo al leer tu post.
Gracias por compartirlo con nosotros.
Muchas gracias por el artículo, ¡me lo apunto todo! Espero ir muy prontito a visitar Dubrovnik 🙂