La extensa comarca de Las Hurdes, al norte de Extremadura, fue el lugar que más nos impactó y enamoro durante nuestra visita por tierras cacereñas. Las Hurdes, una de las regiones más despobladas de la Península, ha permanecido prácticamente aislada durante décadas debido, en parte, a su compleja orografía, lo que le ha rodeado de un halo de misterio, leyenda negra y superstición… pero nada más lejos de la realidad. Se trata de una comarca de impresionante belleza salvaje, donde el agua, ya sea en forma de meandros, chorreras o piscinas naturales, es clara protagonista y sus pequeños pueblos de piedra y pizarra testimonio de un negro pasado y prometedor futuro.
En definitiva, las Hurdes son un potente paisaje que invita a ser descubierto con calma y curiosidad, disfrutando de sus numerosos senderos, rutas y miradores, pueblos tan enormes como pequeños y donde cada curva del camino nos regala una imagen única.
LAS HURDES, IMPRESCINDIBLES QUÉ VER EN UNA RUTA POR EL PARAÍSO DE CÁCERES
LAS HURDES Y SU TRISTE LEYENDA NEGRA
Decía Miguel de Unamuno que quien llega a la comarca de las Hurdes “lo hace para corroborar o desmentir la leyenda” y es que hablar de las Hurdes ha sido durante décadas sinónimo de miseria, aislamiento y abandono. Las Hurdes sufrieron (y aún a día de hoy sufren en cierta medida) de esa leyenda negra que tiene como mejor ejemplo el documental de Buñuel “Tierra sin pan“, en el que se refleja una comarca abandonada injustamente en la que según el director aragonés “…al menos una veintena de pueblos desconocían el pan tierno“, una situación de desamparo que también denunciaron Unamuno, Mauricio Lengendre o Gregorio Marañón entre otros.
Mucho les ha costado a los habitantes de la región separarse de la tragedia del “infierno hurdano“ y, os aseguramos, que muy lejos de ser una “tierra sin pan“ descubrimos una gastronomía rica y variada, con una miel famosa a nivel mundial (no en vano es la elegida por el Vaticano para sus desayunos), unas patatas “meneás“ que nos recuerdan a las revolconas de otros lugares y unas migas (hechas de espectacular pan) que buen ejemplo son de los sabores más tradicionales. Ya nada queda de ese territorio extremadamente pobre, con un importante atraso de la sociedad rural y plagado de leyendas negras y supersticiones, donde se utilizó para describirlo frases como “sus habitantes están alejados de la civilización” o “en las Hurdes la vida es agonía y la muerte descanso apacible”. Lejos queda esa leyenda negra, hoy las Hurdes se ven y viven a todo color.
QUÉ VER Y HACER EN LAS HURDES
Las sinuosas carreteras que recorren la comarca de Las Hurdes nos llevan a conocer paisajes increíbles y pueblos que parecen haberse detenido en el tiempo. Os proponemos algunas de las visitas imprescindibles qué hacer y ver.
El Meandro del Melero
El Meandro del Melero es posiblemente el más bello de toda España y una parada obligatoria en un viaje por las Hurdes. El rio Alagón forma una herradura casi perfecta, dejando en el medio una pequeña isla, en realidad una península, repleta de vegetación. El Meandro del Melero se encuentra dentro del Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia y, aunque el meandro en si se encuentra en la Comunidad de Castilla y León, el mirador pertenece a Extremadura.
Para llegar a este impresionante balcón natural hay que acercarse a la localidad de Riomalo de Abajo y nada más atravesar del cartel del pueblo sale un camino de tierra, perfectamente señalizado y apto para todos los vehículos, de unos 3 kilómetros que lleva directamente al Mirador de la Antigua, el mejor lugar para disfrutar de esta joya de la naturaleza. Al llegar hay un pequeño aparcamiento donde dejar el coche y acercarnos a los dos miradores, en dos niveles, a los que se accede a través de unas escaleras. La zona está rodeada de una bella vegetación formada por pinos y castaños y donde se pueden ver fácilmente ciervos y buitres.
Riomalo de Arriba
Otro de los grandes atractivos de la comarca de Las Hurdes es su particular arquitectura, con edificios construidos en pizarra negra y piedra, protegidos bajo techos de lanchas. Existen gran cantidad de pequeños pueblos llamados alquerías donde se ha conservado este entramado urbano y, uno de los mejores exponentes, es Riomalo de Arriba, una pequeña alquería cruzada por el rio Ladrillar, de apenas 21 habitantes, situado a unos 20 kilómetros de Riomalo de Abajo.
No será raro que nuestra visita a este pequeño pueblo sea en soledad, solo el sonido del rio y los pájaros nos acompañaran entre sus estrechas callejuelas y casas, que se confunden con el paisaje. En Riomalo de Arriba podemos encontrar el perfecto ejemplo de la “casa hurdana”, pequeñas y sencillas construcciones, de planta redonda o cuadrada, de escasa altura debido a la dura orografía del terreno, sin chimenea (se usaba el humo como un plus de calor y secante) y de fachadas lisas.
La leyenda del Ángel de Riomalo. El invierno de 1950 fue uno de los más duros que se recuerdan en la comarca. Frio, nieve y hielo condicionaron durante semanas las vidas de los habitantes de las Hurdes. Una heladora tarde de enero, el vecino de Riomalo de Arriba, Marcelino Carrero, volvía a su casa por una pista forestal que se encontraba inundada por el agua. En cierto momento Marcelino vio una figura que corría monte arriba, se desplazaba a una increíble velocidad, hasta que se paró a escasos 50 metros de él. Marcelino pudo observar “… con claridad a una criatura de gran estatura y cabeza pequeña tapada por una capucha, iba vestido con una especie de túnica blanca que parecía de cuero y que se abría por debajo como si llevase un ventilador, este traje emitía un resplandor tal que iluminó aquel atardecer todo el camino”. Marcelino, muerto de miedo, echó a correr hacia el pueblo y desde entonces no se ha vuelto a saber nada del Ángel de Riomalo.
Casares de las Hurdes
El tramo de carretera entre Riomalo de Arriba y Casares de las Hurdes es uno de los más bellos de la zona, atraviesa dos valles de montañas repletas de vegetación y deja miradores con vistas sublimes, entre los que destaca el Mirador de la Pregonera.
El pueblo de Casares de las Hurdes, conocido como el Balcón de las Hurdes por las vistas que brinda de la comarca, es un magnífico ejemplo de arquitectura tradicional y otra de las paradas que recomendamos hacer en la zona. Merece la pena caminar por el barrio del arroyo o visitar el Centro de Interpretación de la Artesanía, pero su punto más icónico es la plaza donde se levanta la Iglesia del Santísimo Sacramento del Sg. XVIII, que tiene el campanario separado de la propia iglesia, en mitad de la plaza y al que se puede subir para ver sus dos campanas a través de una pequeña escalera de 9 peldaños.
La miel de la Hurdes es una de las señas de identidad de la comarca, contando incluso con la marca de Denominación de Origen. En Extremadura existen más de 500.000 colmenas, gran parte de las cuales se encuentran en las Hurdes que se ha convertido en el mayor productor del mundo de polen de abeja. Se las conoce como “colmenas trashumantes” pues se van moviendo de lugar según varia el clima y es muy fácil verlas apiladas a lo largo de la carretera. Merece la pena acercarse al Centro de Interpretación de la miel y de la abeja situado en la localidad de Ovejuela, una alquería de Pinofranqueado, donde se podremos aprender y conocer más sobre la apicultura.
Mirador del Chorro de los Ángeles
En las Hurdes el agua discurre casi por cada esquina, dibujando y dando belleza al paisaje. Una de las cascadas más conocidas es el Chorro de los Ángeles, una caída de agua de más de 200 metros, rodeada de un entorno natural privilegiado. Su nombre proviene del convento de los Ángeles, cuyas ruinas se pueden visitar por los alrededores, al igual que el conocido como Puente de los Machos levantado por Francisco de Asís.
Aunque pertenece a la alquería de Ovejuela, el mirador del Chorro de los Ángeles se encuentra algo alejado, para llegar recorreremos un camino de tierra (que parte de la CC-155) perfectamente señalizado que, a pesar de ser apto para todo tipo de vehículos, hay que tener cuidado especialmente si ha llovido. Tras conducir unos 9 kilómetros, lo que nos costara cerca de media hora, llegaremos al mirador del Chorro de los Ángeles, junto al cual se ha levantado una pequeña área recreativa.
Aunque esta algo alejado, es una delicia ver como el agua se desliza por la roca de pizarra en un entorno privilegiado de densos bosques de jaras, brezos y pinos y con la posibilidad de contemplar como decenas de buitres sobrevuelan nuestras cabezas.
El Gasco y el Chorro de la Meancera
Es difícil elegir un solo lugar concreto de Las Hurdes, pero, sin duda, el tramo de carretera de la EX-368, entre las localidades de Nuñomoral y El Gasco, es simplemente espectacular y uno de nuestros lugares favoritos de la zona. El rio Malvellido discurre sinuoso, adaptándose a la especial orografía del terreno y formando espectaculares terrazas y bancales, en muchos de los cuales se han plantado huertos, olivos o cerezos.
Toda una clase de geología que nos recuerdan a los campos de arroz del sur de Asia. Cualquier punto sería bueno para pararse y disfrutar de unas vistas impresionantes, pero un punto que no podemos perdernos es el llamado Mirador de El Gasco, desde donde tendremos una preciosa postal de los meandros y recovecos que el rio ha ido trazando a lo largo de miles de años.
El pueblo de El Gasco no presenta una arquitectura tan llamativa como otros, pero se encuentra en un entorno natural de gran belleza. Una de la rutas que no deben faltar es la visita al Chorro de la Meancera, un salto de agua de unos 100 metros al que se llega a través de una ruta bien señalizada, de una hora y media de duración (ida y vuelta) y que, aunque sencilla, obliga a cruzar el rio en varias ocasiones.
En el entorno de El Gasco, aunque no nosotros no llegamos a ir por falta de tiempo, también podemos visitar el conocido como Volcán de El Gasco, un cráter de 50 metros de diámetro formado por el impacto de un meteorito hace más de 1 millón de años (aunque no se necesita, ya tenemos excusa para volver a las Hurdes). Si os gusta este articulo no dudeis en visitar el que hicimos de la Sierra de Gata y sus pueblos más bonitos.
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