Posiblemente sea uno de los momentos más especiales de toda nuestra vida viajera. Es una experiencia única y que muy difícilmente puede ser descrita con palabras, una sensación que galopa entre la inmensidad del universo y la trivialidad de nuestro ser dentro de el. Sin entrar a describir emocionalmente lo que supone ver una aurora boreal solo voy a comentar la necesidad incontrolable que tuvimos de gritar cuando una de ellas “bailo” justo encima de nosotros que emocionados alzábamos los brazos casi acariciándola con los dedos.
Técnicamente una aurora boreal se produce cuando los vientos solares afectan al campo magnético de la tierra. Estos vientos cargados de partículas desprendidas del Sol en explosiones solares son retenidas en la atmosfera de la tierra provocando esa luminosidad tan maravillosa. Aunque la mas típica es de color verde, las hay también rojas, moradas, azules, naranjas…
Consejos y requisitos para ver una Aurora Boreal
- Que haya un incremento en la actividad solar y sus tormentas.
- Que sea de noche, que este despejado y que haga mucho frío.
Para poder consultar “los pronósticos boreales” en Islandia existen varias páginas web que sin tener una eficacia del 100% son muy exactas, la primera de ellas es Icelandic Mett Office , y otra algo más genérica y menos “pro” es Aurora Forecast. En cualquier oficina de turismo de Islandia nos van a asesorar en este aspecto y nos indicaran donde tenemos que ir.
La mejor época del año para poder ver auroras boreales en Islandia es de Octubre a Marzo, siendo los meses de Diciembre, Enero y Febrero los que más actividad tienen. Aunque al ser un fenómeno de la naturaleza y por ello algo impredecible, siguiendo una serie de consejos nuestras posibilidades aumentaran:
- Huir de la contaminación lumínica de las ciudades y pueblos. Necesitamos oscuridad total.
- No existe un lugar mejor “per se” en Islandia, pueden aparecer en cualquier parte del país por ello consultar las páginas web que hemos mencionado antes para elegir el sitio con más posibilidades.
- Armaros de paciencia y de un buen abrigo, la noche puede ser larga y espectacular.
- Si queréis inmortalizar el momento con vuestras cámaras, sin trípode es prácticamente imposible.
- La ISO elegida debe andar entre los valores 400-700.
- Hacer la foto dando prioridad a la exposición (que debe ser larga) y usar el diafragma para compensar.
- Enfocar hacia en modo manual hacia el infinito.
- Llevar baterías de repuesto, el frio y las largas exposiciones las consumen con mucha rapidez.
- Usar un objetivo angular o gran angular (como máximo 35mm) incluso un “ojo de pez” podría dar como resultado fotografías espectaculares.
- Las auroras boreales son únicas e irrepetibles, disfrutarlas “in situ” sin obsesionarse con las fotos. Dejaros llevar por el momento y atraparlo pero con vuestros ojos y corazón.
Existen excursiones para ir «a la caza» de las Auroras Boreales que salen desde Reikiavik y que garantizan la experiencia y, si no hay suerte, dan la opción de volver otro día. Toda la información en este enlace.
Auroras Boreales, tradiciones y creencias
Las auroras boreales son uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza, representan, sobre todo para la gente que somos del sur, algo mágico y cierto modo misterioso y no es para menos, tienen a su alrededor toda una cultura popular generada por los pueblos que con ellas conviven diariamente y que dan sentido a su origen con explicaciones que distan de las científicas. Así por ejemplo, en alguna zonas de Finlandia e Islandia relacionan el fenómeno con el zorro ártico, creyendo que este simpático animalito que recorre el frio norte las genera cuando roza su cola con la nieve creando una chispas mágicas que se convierten en las “luces del cielo”.
En otros folklores, como el estonio, es la ballena la que mientras respira y lanza esos chorros de agua pinta en el cielo las auroras. Existe una leyenda esquimal que habla de un camino en los límites de la tierra y el cielo, un “sendero estrecho y peligroso que conduce a las regiones celestiales” en el cual los espíritus guía encienden antorchas para marcar el camino y facilitar la ascensión al más allá. No podemos olvidarnos de los Vikingos que relacionaban las auroras con la diosa Freya montando a caballo y con el reflejo que producían las armaduras de las valkirias cuando salían en búsqueda de los caídos en las batallas para llevarlos al Valhalla (el salón de los caídos que se encuentra en el Reino Asgard gobernado por Odín). La variedad de creencias que giran alrededor del fenómeno es tan amplia como variada, pero dejamos para el final uno de sus mitos más misteriosos “el sonido de las auroras”. Científicamente no se ha demostrado que las luces emitan sonido alguno aunque en muchas culturas le conceden esa cualidad y no pocos testigos aseguran haber escuchado silbidos y crujidos provenientes del cielo.
Y para concluir, ¿Quién fue el primer hombre que dato las auras? Fue el sacerdote y científico francés Pierre Gassendi en 1621 y las llamo Auroras Boreales o Luces del Norte. Y fue el Capitán ingles James Cook en 1773 quien hizo lo propio con las Auroras Astrales o Luces del Sur. Aunque filósofos griegos ya dejaron constancia de su existencia y su origen natural.
Booking.com