Brasov es una de las ciudades medievales mejor conservada de Rumania, fundada por los Caballeros de la Orden Teutónica en el año 1203 es, a día de hoy, la capital turística de Transilvania y que suele utilizarse como base para recorrer otros puntos destacados de la región, como son la Ciudadela de Rasnov, el famoso Castillo de Bran o el Castillo de Peles en Sinaía, incluso para acercarse a los montes Cárpatos en busca de senderos demontaña.
La mejor manera de llegar hasta estos puntos es con un coche de alquiler, pero si no tenemos, también es posible hacerlo usando el transporte público, trenes y autobuses, en ocasiones anticuados y lentos, unen estos lugares con mucha regularidad. También podemos contratar alguna de las muchas excursiones que existen desde el propio Brasov o desde Bucarest, la capital del país.
La Ciudadela de Rasnov, visita desde Brasov
Situada a escasos 15 minutos en coche de Brasov, la Ciudadela de Rasnov, es un importante punto turístico de Transilvania. Esta imponente fortaleza situada en lo alto de la colina fue construida por los Caballeros Teutones entre 1211 y 1225, como defensa a los continuos ataques de turcos y tártaros, ya que la ciudad se encuentra ubicada en la importante ruta comercial entre Transilvania y Valaquia. Permaneció activa hasta 1850 y tan solo una vez lograron conquistarla. Tras su restauración el siglo pasado alberga el Museo de Arte Feudal con una importante colección de armas y mobiliario de la época.
Se puede acceder a la ciudadela de tres formas distintas: en coche hasta el parking y desde allí andando o con el tren turístico que lleva hasta la entrada; utilizando el funicular que parte del pie de la colina, frente a las letras “estilo Hollywood” de Rasnov y que hace el trayecto en un par de minutos, o caminando por un bonito paseo arbolado unos 15-20 minutos, aunque con una pendiente bastante pronunciada. La ciudadela permanece abierta todos los días, con horario de 9-19h de abril a octubre y cerrando a las 17h es resto del año.
En cualquier caso, una vez en lo alto podemos contemplar las vistas sobre la ciudad y sus alrededores, aunque en nuestro caso el día no acompañaba y la lluvia y la niebla impidieron disfrutarlas al máximo. El interior de la ciudadela, rodeada por una doble muralla parte de la cual se puede recorrer, podemos visitar las casas, escuelas y capillas que servían de refugio a la población de Rasnov durante los largos asedios.
El Castillo de Bran, cómo llegar y qué ver
El Castillo de Bran es, sin duda, la mayor atracción turística no solo de Transilvania sino de toda Rumania, así como la fortaleza más visitada del país. Pero la fama del Castillo de Bran, conocido también como Castillo de Drácula se basa en una mentira, ya que el auténtico Vlap Tepes, el Empalador, Señor de Valaquia, nunca llego a vivir en él, y aunque no está confirmado, apenas podría haber pasado unos días en él.
El origen del castillo data del 1212 cuando los Caballeros de la Orden Teutónica levantaron la fortaleza en un lugar estratégico para el comercio entre oriente y occidente. A lo largo de los siglos sufrió importantes ataques lo que hizo que se tuviera que reconstruir modificando en parte su aspecto original. La fortaleza que hoy vemos fue entregada tras la Primera Guerra Mundial al Reino de Rumania que, a su vez, se la regaló a la Reina Marie, que llevo a cabo su remodelación y la utilizó como residencia de verano, siendo la única reina que realmente habitó el castillo. Ya en 1993 se llevaron a cabo las últimas remodelaciones devolviéndose en 2006 a sus herederos de la familia Habsburgo.
Situado a unos 30 kilómetros de Brasov, el castillo de Bran abre todos los días, entre el 1 de abril y el 30 de septiembre su horario los lunes es de 12-18h mientras que de martes a domingo es de 9-18h, mientras que el resto del año la última entrada es a las 16h. El precio de la entrada de adulto es de 35 lei.
A los pies de la fortaleza, antes de acceder al recinto, encontramos gran cantidad de puestos de comida, bebida y sobre todo souvenirs, muchos de ellos relacionados con la Leyenda de Drácula, pero entre toda esta locura de tiendas hay que destacar el conjunto de 18 casas tradicionales romaníes construidas en madera, algunos pozos tradicionales y como un pequeño museo al aire libre.
Una vez en el recinto podemos pasear por sus bonitos y cuidados jardines desde los que se tiene la mejor perspectiva de la fortificación, en la que destacan sus imponentes torres.
Tras ascender por un pequeño tramo de escaleras llegamos a la entrada del mismo, para comenzar la visita entre estrechos pasillos y sinuosas escaleras que nos llevan por las diferentes estancias decoradas con mobiliario de principios del Sg XX.
El Castillo de Peles, visita a Sinaía, cómo llegar y qué ver
Sinaía, situada a una hora en coche de Brasov, se ubica en un paraje natural de enorme belleza, en mitad de los Montes Bucegi y rodeada de frondosos bosques de abetos. Pero sin duda el motivo principal por el que los visitantes llegan hasta aquí es para visitar el maravilloso Castillo de Peles.
Aunque se le denomina “castillo” es más bien un palacio pues nunca llego a tener una función defensiva. Ya, desde lejos, impresiona su arquitectura neorenacentisita con toques sajones tan diferente del resto de edificaciones de la zona. Su construcción tuvo lugar entre 1873 y 1914 durante el reinado de Carlos I de Rumania, siendo necesario más de trescientos hombres, y que lo convirtió en su residencia de verano y puede presumir de haber sido el primer palacio en contar con electricidad, ascensor y calefacción. Aunque actualmente encontramos un museo en su interior durante años ha tenido una enorme importancia histórica, especialmente para familia real de Rumania.
Aunque sus magníficos jardines repletos de esculturas, diseñadas por Romanelli, fuentes y lagos artificiales están abiertos al público a diario, su interior tan solo puede ser visitado de miércoles a domingo de 9:15h – 16:15h.
En el museo se exponen piezas y obras de arte traídas de todo el mundo, balaustras de marfil, cristal de murano, alfombras de iraníes, vidrieras o espectaculares lámparas decoran sus 160 estancias entre las que destacan la Galería de Mármol, la Sala de Conciertos o el Salón del Trono. Toda una invitación al lujo que lo convierte en la segunda atracción más visitada del país y un lugar que no hay que perderse en nuestra ruta por Rumania.
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No sé cuál es la razón por la que todavía no he viajado a Rumanía. Lo cierto es que se trata de un destino que se adapta mucho a mis gustos – tu post lo ilustra – y, de momento, todavía no te da un buen hachazo al presupuesto.
Tendré que planteármelo seriamente.