Situado a los pies de los Alpes Julianos, el Lago Bled es, para muchos, el lugar más bonito de Eslovenia, y aunque pueda parecer atrevido semejante afirmación en un país que cuenta con una gran cantidad de maravillas naturales, el Lago Bled lo tiene todo para encandilar al viajero: aguas verde- azuladas, una iglesia elevándose sobre el propio lago, un castillo encaramado en un acantilado rocoso, decenas de rutas y paseos en sus riberas y todo ello rodeado de enormes picos montañosos son sus cartas de presentación en una postal que ya conoce todo el mundo.
La historia de la ciudad de Bled se remonta al Sg. VII cuando se instalaron a los pies del castillo los primeros eslavos, años más tarde, el Emperador Enrique II entregó tanto el castillo como las tierras a los obispos de Brixen que han sido sus guardianes durante siglos. Pero su máximo esplendor llego a partir de 1855 cuando el médico suizo Arnold Rikli, aprovechando las fuentes de aguas termales que hay en la zona, abrió unos baños termales que hicieron de Bled un centro turístico de primer orden para las clases adineradas europeas.
Cómo llegar de Liubliana al Lago Bled
Para nuestra ruta en coche por Eslovenia, tomamos como base Liubliana, la capital, y desde allí fuimos realizando excursiones de un día por el país.
Para llegar a Bled desde Liubliana basta con tomar la carretera A-62 sentido Austria hasta coger el desvío de la salida 3 que nos llevara directos. En total algo menos de una hora de viaje. Pero si no contamos con vehículo propio también existe la posibilidad de tomar un autobús que tiene un precio de 8€ y una duración unos 75 minutos o, también podemos sumarnos a alguna de las muchas excursiones organizadas que llegan hasta el lago Bled desde Liubliana.
Que ver y hacer en el Lago Bled
Seguramente que antes de llegar hayamos visto decenas de fotografías tanto del Lago Bled como de la propia Iglesia, pero en vivo y en directo sorprende igualmente, porque además del lago en sí, el paisaje que lo rodea, con algunos de los picos más altos de los Alpes Julianos, hacen de Bled uno de los lagos más bonitos de Europa, para que os hagáis una idea, nos trajo sensaciones parecidas a las que tuvimos cuando visitamos el Lago Atitlan en Guatemala.
Cuenta la leyenda que el lago se formó por un castigo Divino, ya que la población local no cuidaba de la capilla de Madona, situada en mitad de unos pastos donde los animales andaban a sus anchas y usaban la propia capilla según les convenía. Por ello, Dios, decidió inundar la zona, creando un lago con una única isla, donde quedo la Capilla y hoy en día encontramos la Iglesia de la Anunciación.
Una de las mejores cosas que podemos hacer en el Lago Bled es pasear mientras lo rodeamos. Existe un sendero que discurre pegado a la orilla yque rodea completamente el lago y que nos permite contemplarlo desde todas sus perspectivas. En total el recorrido se puede hacer en menos de dos horas, es muy sencillo con terreno llano y tranquilo y también apto para hacerlo en bicicleta.
Si visitamos Bled durante de los meses de verano no podemos dejar de bañarnos en sus tranquilas y claras aguas. El baño está permitido en todo el lago aunque existen algunas zonas más acondicionadas para ello.
Una de las grandes atracciones Bled es la Iglesia de la Asunción, que se alza en la mitad del lago, de hecho, se trata de la única isla natural de toda Eslovenia. Se cuenta que todo aquel que tras subir los 99 escalones hasta su campanario toque la campana se le concederá un deseo. Para llegar hasta allí existen varias opciones: alquilar una barca con “piloto” o un kayak e ir remando por nuestra cuenta pero también podemos utilizar una de las famosas barcas tradiciones conocidas como Pletna que datan del S.g. XII. El trayecto en Pletna tiene un precio de unos 12€ y la entrada a la iglesia otros 6€ más.
Una visita a Bled no estaría completa sin acercarse al imponente castillo que se levanta a 130 metros de altura en un acantilado rocoso con vista al lago. La estructura actual del Castillo de Bled (Blejski grad) data del S.g XVI aunque se tiene constancia de su existencia desde año 1011.
Para llegar hasta aquí podemos hacerlo andando, en una larga y empinada caminata desde el lago, o bien en coche ya que a la entrada existe un parking gratuito. En su interior, y tras abonar la entrada, podemos visitar alguna de sus exposiciones de armas o mobiliario de la época, pero el verdadero motivo por el que merece la pena es por las impresionantes vistas que hay del lago.
Para aquellos que quieran disfrutar de vistas parecidas pero gratis pueden optar por tomar un sendero que sale a la derecha del castillo, muy fácil de encontrar y que lo bordea hasta llegar al propio acantilado.Además del Castillo existen otros miradores también espectaculares en la zona a los que podemos acceder tras unos pequeños trekkings entre los que destacan el mirador de Osojnica y el de Ojstrica.
Dejando el Lago Bled, a unos 5 kilómetros aproximadamente, se encuentra una de las joyas naturales del Parque Nacional de Triglav y la Garganta de Vintgar. Por este espectacular desfiladero discurren las aguas de color esmeralda del rio Radovna a lo largo de 1,6 kilómetros y separa los montes Borst y Hom. El camino, que se encuentra acondicionado con pasarelas y puentes de madera, luce unas paredes de hasta 100 metros de alto, cubiertas por vegetación y musgo. Durante nuestra visita a Bled, se encontraba cerrado para su rehabilitación, por lo que no pudimos verlo…es nuestra excusa perfecta para volver!
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