Bulgaria es uno de los pocos países europeos que permanecen ocultos para el turismo de masas, un autentico tesoro escondido que merece la pena descubrir. Si algo destaca, además de su naturaleza, son los monasterios de Bulgaria, existen centenares de ellos por toda su geografía, a cada cual más espectacular. Aunque el Monasterio de Rila, a dos horas de la capital búlgara, es probablemente el más conocido (aquí puedes leer el artículo que le dedicamos), en este post queremos acercaros otras joyas arquitectónicas menos conocidas como son el Monasterio de Troyan, el Monasterio de la Transfiguración y la Iglesia de Arbanasi.
Monasterio de Troyan en Bulgaria, cómo llegar y qué ver
El Monasterio ortodoxo de Troyan se encuentra situado en la localidad de Oreshak, en un entorno espectacular en plena cordillera de los Balcanes Centrales, rodeado de espesos bosques y profundos valles. El Monasterio está dedicado a la Virgen María y es el tercero más grande del país después de los Monasterios de Rila y Bachkovo, convirtiéndose en todo un referente cultural y religioso. El Monasterio de Troyan fue fundado en 1600 llegando incluso a albergar una escuela primaria donde avivar y promulgar la educación y la cultura búlgara. Tras la invasión por parte de los otomanos fue destruido, por lo que el edificio que vemos en la actualidad es una reconstrucción llevada a cabo en 1835.
Según cuenta la leyenda, un monje salió del Monte Athos, actual Grecia, camino a Valaquia, Rumania, donde iba a visitar a su familia, portando una peculiar imagen de la Virgen María representada con tres brazos. En su periplo oyó hablar de un ermitaño devoto que habitaba es este lugar y decidió instalarse con él un tiempo. Durante su estancia el icono de la Virgen comenzó hacer milagros y cada vez eran más los que llegaban allí en busca de curaciones. Cuando decidió partir y continuar su viaje llevándose consigo la imagen, su caballo se cayó en la puerta del monasterio, intento levantarse varias veces pero el caballo caía continuamente. El monje entendió que era el icono de la Virgen quien le estaba haciendo ver que no quería dejar este lugar, y así lo hizo, convirtiéndose en uno de los lugares de culto más importantes del país.La entrada al Monasterio es gratuita pero si venimos con nuestro propio vehículo si tenderemos que pagar 2 lev por dejarlo en el parking exterior. Junto a él encontraremos también un pequeño bar y varias tiendas de recuerdos. Tras atravesar la puerta, nos encontraremos con dos patios entorno a los cuales se han construido las celdas de los monjes que aun hoy viven en el Monasterio, así como varios edificios de madera de estilo tradicional y alguna pequeña capilla.
Pero sin duda lo más destacado de su patio principal es la Iglesia, de 1835, dedicada a la Virgen María (Sveta Bogoroditsa). Su exterior es de piedra y bastante sobrio pero su interior guarda alguna de las pinturas más impresionantes de la época del Renacimiento Búlgaro, destacando por encima de todas la representación del Juicio Final, una auténtica joya del arte búlgaro. Junto a la Iglesia podemos visitar también un pequeño campanario y un cementerio.
El Monasterio de Troyan también es famoso por haber acogido en su interior a Vasil Levski, un revolucionario búlgaro del Sg. XIX considerado héroe nacional, que se escondió en el monasterio para conspirar junto con otros compatriotas contra la ocupación otomana. En la actualidad se puede ver el armario que usaba como escondite en el Museo del Escondite del Monasterio.
Monasterio de la Transfiguración, qué ver y cómo visitarlo
El Monasterio de la Transfiguración (Preobrazhenski), se levanta a unos seis kilómetros del Veliko Tarnovo, la antigua capital medieval de Bulgaria. Se trata de un lugar apartado, a los pies de la ladera de una montaña en la que es muy habitual que se produzcan desprendimientos como se puede observar en la propia fachada del monasterio, dañada por los desprendimientos.
Se trata del cuarto Monasterio más grande de Bulgaria, fue construido en 1360, pero como le sucedió a muchos otros edificios del país fue destruido durante la invasión otomana, reconstruyéndose de nuevo en el Sg XIX.
El Monasterio de la Transfiguración se encuentra prácticamente anclado en la roca y, como suele ser habitual en los monasterios ortodoxos, lo más impresionante del mismo son las pinturas que lo recubren tanto en el exterior, donde destaca la conocida “Rueda de la Vida”, del maestro Zahari Zograf, como en su interior.
Zahari Zograf fue un pintor búlgaro de murales e iconos religiosos del Sg. XIX, durante el periodo conocido como Renacimiento Búlgaro. Se le considera un pionero a la hora de introducir escenas de la vida cotidiana en sus representaciones religiosas, lo que las hacía más “entendibles para el pueblo llano”, y en cada una de sus obras incluía un autorretrato, algo poco habitual en la época. Es el “pintor de los Monasterios búlgaros”, ya que de él son las obras que se pueden apreciar no solo en el Monasterio de la Transfiguración sino también en el Monasterio de Rila o en el de Troyan.
Monasterio de Arbanasi y la Iglesia de la Natividad
En realidad no se trata de un Monasterio, sino que Arbanasi es un pequeño pueblo situado a 4 kilómetros de Veliko Tarnovo y que guarda impresionantes joyas de arte. Su nombre significa “hombre de campo” ya que en su origen los albaneses fueron obligados por los otomanos a instalarse en este lugar y vivir de las labores del campo. Posteriormente se convirtió en lugar de residencia y veraneo de los ricos búlgaros, llegando a vivir en el incluso zares. Sus casas, construidas en piedra y madera de estilo tradicional, están rodeadas por altos muros también de piedra que les da la imagen de una fortificación. En la actualidad se trata de un lugar tranquilo, a excepción de la época estival, formado por un laberinto de silenciosas calles donde es difícil orientarse.
El motivo principal por el que los turistas se acercan a Arbanasi es por su Iglesia de la Natividad. Es difícil dar con ella ya que no está bien señalizada y su exterior se asemeja a cualquiera del resto de las casas del pueblo, además no siempre está abierta, pero hay un teléfono en la puerta al que podemos llamar para que vengan a abrirnos.
El precio de la entrada fue de 6lev por familia. En el interior de la Iglesia de la Natividad nos encontraremos con una auténtica joya, las pinturas realizadas en el Sg. XVI por artistas anónimos son simplemente espectaculares y bien merecen es esfuerzo de llegar.
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