Zanzíbar (Tanzania), rodeada por bancos de arena blanca, barreras coralinas y pequeñas islas, tiene decenas de interesantes actividades pero una de las mejores cosas qué podemos hacer es navegar por sus aguas y practicar snorkel. Para ello la excursión más famosa y completa es la conocida como “Safari Blue” que recorre gran parte de la Bahía de Menai, al sur de la isla, a bordo de un barco tradicional conocido como dhow y que nos llevara a lejanos atolones de arena en medio del océano, bucear rodeado de cientos de peces de colores y bañarnos en aguas tan cristalinas que parecen irreales.
El “dhow” es el nombre que recibe la embarcación tradicional a vela y de madera originaria de la cultura árabe, aunque también se vincula al swahili, daw. Se caracteriza porque generalmente solo tiene un mástil y su vela es de forma triangular, lo que facilita la navegación sin remos y sin importar desde donde sopla el viento. Los primeros mástiles estaban fabricados con madera de coco o teca y la vela de palma de coco. Se usaron desde el Océano Indico hasta Birmania, Malasia o Filipinas y se encuentran testimonios de su existencia ya en el Sg. I d.C. y el propio Marco Polo las utilizo en sus viajes.
Cómo y donde contratar la excursión “Safari Blue”
Caminando por Stone Town encontraremos numerosas agencias en las que se ofrecen salidas por toda la isla, incluso en los hoteles se pueden contratar excusiones como la del Safari Blue, con recorridos muy similares y precios parecidos, unos 40$ – 50$.
En nuestro caso, buscando información por internet sobre la isla de Zanzíbar y qué ver en ella, localizamos a Marbella, un guía local de habla castellana con muy buenas críticas y decidimos contactar con él. El resultado no pudo ser mejor, Marbella es un tipo profesional y divertido, que sabe más del folclore español que muchos de nosotros y que se esforzaba en todo momento para llegar los primeros a las diferentes paradas de la excursión y así poder disfrutar más tiempo y casi en soledad en ellas. Tanto nos gustó que decidimos repetir y contratar con él la excursión a la Isla de Mmenba de la que hablaremos en otro Post. Os dejamos su contacto (Tlf:+255777840007), podéis hablar con él a través de Whatsapp, recordar decirle que vais de parte de Airenomada y os hará un precio especial.
Qué ver en la excusión del “Safari Blue”, nuestra experiencia
El punto de partida de la excursión de Safari Blue es la pequeña localidad de pescadores de Fumba, a unos 30 minutos de Stone Town. Si contáis con un coche podéis llegar por vuestra cuenta, pero si no es así, pueden recogerte en tu alojamiento de Stone Town por unos dólares más.
Nosotros alquilamos un coche a nuestra llegada a la isla con la empresa Zanzibarcars, fue un Toyota Alphard de 7 plazas por 40$ al día. Conducir por Zanzíbar es, como mínimo, estresante y recordar que el límite de velocidad está en 40 km/h, por lo que aunque las distancias sean cortas hay que tener en cuenta que el tiempo en los trayectos será largo.A las 8 de la mañana llegamos al punto de encuentro y rápidamente Marbella y sus compañeros nos repartieron el material para hacer snorkel y pusimos rumbo a la barca. Algo que nos llamó muchísimo la atención especialmente en el sur y este de Zanzíbar son las mareas. Cada 6 horas el mar se acerca o aleja de la costa con distancias que pueden superar el medio kilómetro (se pueden consultar en esta página). Por las mañanas la marea esta muy baja por lo que el barco no se podía acercar a la costa y tuvimos que andar durante unos 10 minutos con el agua por las rodillas y las peques en brazos hasta el dhow, toda una experiencia.
Ya dentro del barco empezamos a navegar por las cristalinas aguas de la Bahía de Menai, protegida desde 1997 como Reserva Marina. El agua nos salpicaba constantemente debido a la velocidad que el capitán daba al motor de la embarcación, el objetivo: llegar los primeros al impresionante banco de arena llamado Funguni que emerge en mitad del Océano Indico y que solo es visitable con marea baja, ya que al atardecer desaparece bajo las aguas.
Estuvimos cerca de una hora disfrutando de este paradisiaco enclave en total soledad, bañándonos, haciendo fotografías… mientras Marbella colocaba unos toldos para protegernos del sol y nos servía unas deliciosas frutas: piña, sandia, plátanos… Poco a poco iban llegando otras embarcaciones y aunque no tuvimos la sensación de estar demasiado masificado la magia de estar solos en medio del océano se desvaneció con la llegada de más barcos, por eso muy importante estar los primeros.
De vuelta al dhow navegamos unos cientos de metros hasta situarnos frente a las costas de la Isla de Kwale, donde pudimos hacer snorkel. Realmente no es el mejor que hemos hecho pero el agua, totalmente transparente, y la cantidad de peces de colores y algún coral, lo hacen, como mínimo, recomendable.
Desde allí pusimos rumbo a unos de los lugares que más nos gustaron de la excursión, la laguna de los manglares, que se encuentra rodeada de rocas con formas caprichosas y donde es posible bañarse en las aguas poco profundas y verdosas, debido al reflejo de los árboles.
Además de la belleza del paisaje, los manglares, muy resistentes a la sal y que pueden crecer en este enclave sin problemas, son muy importantes para el ser humano, ya que este ecosistema impidió que el tsunami que arraso parte de la costa de Sri Lanka e Indonesia causara daños en la isla de Zanzíbar, ya que sus raíces protegieron la tierra de las enormes olas.
Nuestra siguiente parada fue en la misma Isla de Kwale, donde nos bajamos frente a su playa. Desde aquí recorrimos un pequeño sendero por el bosque de baobabs, hasta llegar al que el considerado el baobab más antiguo de toda Zanzíbar, con más de 300 años de vida. Un árbol majestuoso que tiene como curiosidad que está volcado y las propias ramas hacen de raíces.
Y… ¡¡llego la hora de la comida!! Frente a la playa hay varios merenderos donde nos sirvieron una impresionante parrilla de mariscos y pescado fresco acompañados de arroz, en un enclave idílico, ¿qué más se puede pedir?
Después de comer tuvimos tiempo de caminar y bañarnos en la playa de Kwale así como de visitar los numerosos puestos de artesanía y suvenires que hay junto a ella. A media tarde, volvimos a nuestro barco, izamos la vela y pusimos rumbo de nuevo a Fumba, donde llegamos sobre las 16h, ahora sin mojarnos, pues la marea había subido. Un día perfecto navegando por las costas de Zanzíbar que sin duda recomendamos.
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