Son muchos los atractivos que podemos ver y visitar en la región de Transilvania, la más turística de Rumanía, y entre ellos, la encantadora ciudadela de Sighisoara es un parada obligatoria en una ruta por el país y muy cerca, también podremos disfrutar de la espectacular Iglesia fortificada de Biertan.
Sighisoara es una de las ciudades que los sajones fundaron entre los siglos XII y XIII bajo el nombre de Schassburg. De gran valor estratégico y comercial, puesto que servía como conexión entre Valaquia y Moldavia, era también muy conocida por sus productos y reputados artesanos. Se trata de una de las ciudades medievales mejor conservadas de toda Europa y una de las pocas cuya ciudadela continua habitada en la actualidad, lo que le ha valido el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Si todo esto no fuera suficiente para dedicarle como mínimo un día, Sighisoara tiene el “honor” de ser la ciudad natal de Vlad Draculea , príncipe de Valaquia, que pasaría a la historia como “el Empalador” y que sirvió de inspiración al escritor irlandés Bram Stoker para crear el personaje de Drácula.
Qué ver y hacer en Sighisoara
Caminar por las empedradas callejuelas de Sighisoara y sus casas de colores, es como transportarse de lleno a la Edad Media. Como hemos comentado, la ciudad tuvo una importante función defensiva lo que es palpable es su arquitectura y en el gran número de edificios defensivos con los que cuenta, pudiendo recorrer parte de sus murallas y bastiones. De las 14 torres originales aun se conservan en perfecto estado 9 de ellas, cada una de las cuales tiene un nombre dedicado a un gremio artesano.
El monumento más importante de la ciudad es la Torre del Reloj, visible casi desde cualquier punto de la ciudadela gracias a sus 64 metros de alto. La también conocida como Torre del Consejo se construyó en el Sg. XIV para proteger la puerta principal de la ciudad, aunque tras un incendio fue reconstruida en 1677 en estilo barroco, colocándose su famoso reloj en la fachada.
Todos los días, a media noche del carrión salen las figuras que avisan del comienzo de la hora de los Vampiros. En la actualidad alberga en Museo de Historia con objetos y fotografías antiguas, y se puede acceder hasta el mirador de la torre desde donde se tienen las mejores vistas de la ciudad. La entrada tiene un precio de 15lei.
No muy lejos de la famosa Torre del Reloj, encontramos el Monasterio Dominicano (Sg, XIII), de estilo gótico. También merece la pena acercarse a la iglesia católica junto a la Torre Cositorilor que aun muestra los impactos ocasionados por el sitio turco en 1704.
Para los fanáticos de Drácula, podemos visitar la casa en la que vivió entre 1431 y 1435 Vlad Dracul, además del Restaurante Conde Drácula que sirve platos con salsa roja que imita la sangre.
La plaza principal de la ciudad es la conocida como Piata Cetatii, desde la Edad Media ha sido el centro neurálgico en el que se celebraban ferias y mercados y alrededor de la cual se instalaban los gremios más importantes y poderosos. Hoy en día está rodeada de agradables cafeterías y restaurantes, un sitio ideal para descansar y reponer fuerzas tras la visita.
Pero quizá el lugar con más encanto de Sighisoara sea la Strada Scolii, una escalera de madera cubierta que conectaba la ciudadela con la colina Biserica Din Deal, donde se encontraba la escuela, construida en 1642 sus 175 escalones facilitaban el acceso a los estudiantes durante los rigurosos inviernos de la ciudad.
Además de la Antigua Escuela donde aun hoy se conserva un aula con material de 1619, en la colina podemos visitar la conocida como Iglesia de la colina, de estilo gótico en la que se conservan frescos de 1488 y su curioso cementerio.
Iglesia Fortificada de Biertan
Una visita imprescindible en Transilvania son sus iglesias fortificadas, siete de las cuales han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Situada a unos 40 minutos de Sighisoara la Iglesia fortificada de Biertan es una de las más grandes y espectaculares.
Fue construida por los sajones entre 1490 y 1516 en estilo gótico-sajón, cuenta con tres líneas de murallas y durante un tiempo fue residencia de obispos luteranos. El acceso al recinto, formado por otros edificios y un bastión, se hace a través de una escalera cubierta. El interior de la iglesia cuenta con un pulpito de piedra y la sacristía está protegida por un cierre de hierro de 22 cerraduras.
Como curiosidad, el balconete era usado como una cárcel donde eran encerrados los esposos y esposas que se peleaban, dándoles un único plato, una taza y una sola cama lo que hacía que la mayoría de esas parejas salieran reconciliadas.
Al pie de la iglesia se venden numerosos objetos de artesanía, especialmente de madera y gastronomía local.
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