El sudeste asiático está lleno de países increíbles con mucho que descubrir, os mostramos unos cuantos lugares imprescindibles que hay que visitar al menos una vez, esta sería nuestra lista
IMPRESCINDIBLES EN EL SUDESTE ASIÁTICO
Angkor, los increíbles templos de Camboya
Si hay un lugar imprescindible en una visita por el sudeste asiático ese es Angkor y sus fabulosos templos en Camboya. La que fuera ciudad más importante del Imperio Jemer permaneció durante siglos escondida bajo la selva, incluso a día de hoy aún se adueña de parte de las ruinas, que se extienden cerca de la localidad de Siem Reap.
Es necesario dedicar, como mínimo, dos días para poder abarcar una buena parte de templos, entre los que destacan el Angkor Wat, la estructura religiosa más grande del mundo, el Angkor Thom, el templo de la caras de Bayon o el Ta Prohm, testigo del paso de los siglos y en el que los arboles de la selva se han adueñado de la piedra. En este Post encontraréis todos nuestros consejos y tips para afrontar la visita a los Templos de Angkor.
Bahia de Halong, la maravilla natural de Vietnam y del sudeste asiático
Situada en el Golfo de Tolkin, al norte de Vietnam, es una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo.
Pasear en barco entre sus pináculos de roca caliza, visitar sus cuevas y los pueblos flotantes de pescadores es una experiencia difícil de olvidar, más aún si se combina con la Isla de Cat Ba, la más grande del archipiélago y que guarda en su interior una espesa selva y pequeñas calas solitarias.
Luang Prabang, la joya Laos
La joya de la corona de Laos es una ciudad tranquila en la que se respira espiritualidad en todas sus esquinas. Luang Prabang goza de una ubicación ideal entre los ríos Mekong y Nam Kham.
Entre sus calles podremos visitar más de 30 templos y todas las mañanas asistir a la ceremonia de entrega de limosnas, en la que monjes budistas desfilan con sus tunicas color azafran. Por la noche, Luang Prabang cuenta con un animado mercado nocturno en el que degustar exquisitos platos laosianos y franceses.
Está claro que Luang Prabang es una visita imprescindible.
Bagan, la llanura eterna de Myanmar
Visitar los más de 3000 templos que salpican la llanura de Bagan en Myanmar es uno de los mayores espectáculos del mundo como ya dijo hace siglos el mismísimo Marco Polo. Recomendamos alquilar una moto y “perderse” en busca de nuestro templo favorito al que subir y disfrutar de uno de los mejores amaneceres de Asia.
Parque Nacional de Bako, el hogar de los monos narigudos en el sudeste asiático
Borneo es, sin duda, uno de los santuarios de vida natural más importantes del planeta. Entre sus numerosos Parques Nacionales destaca el P.N. de Bako en el borneo de Malasia que, a pesar de sus pequeñas dimensiones, alberga la totalidad de los ecosistemas existentes en toda isla, hasta siete diferentes.
Además entre los manglares, las playas desiertas y una densa selva en su interior podremos encontrar cerca de 300 monos narigudos o probóscide, una extraña especie que solo habita en Borneo.
Inle, el lago mágico de Myanmar
Situado en el centro de Myanmar, el Lago Inle es una de sus visitas imprescindibles. Recomendamos salir muy temprano en una pequeña barca y recorrer sus numerosos canales repletos de pueblos colgados en palafitos, jardines flotantes y mercados dispersos por sus aguas.
Por el camino si hay suerte nos toparemos con sus famosos pescadores soltando las redes mientras se mantienen en equilibrio sobre la barca. Lo ideal es llegar al lago después de un trekking de tres días desde Kalaw.
Las islas del sudeste asiático, el paraiso
En todo viaje por el sudeste asiático es necesario parar un tiempo para descansar y nada mejor que hacerlo que en alguna de las cientos de islas que salpican sus costas.
La isla de Koh Rong en Camboya o el archipiélago de las Perhentians en Malasia, son dos de estos paraísos en los que las calles son de arena y lo mejor que se puede hacer es tumbarse debajo de un cocotero.
Hoi-an, la ciudad de los farolillos de Vietnam
En la ciudad de Hoi-an, situada en el centro de Vietnam, parece como si se hubiera parado el tiempo, con un centro histórico salpicado de templos, casas chinas y puentes de cuento.
Durante la noche cientos de farolillos de colores iluminan la ciudad creando un aura mágica ideal para disfrutar de su variada gastronomía en alguno de sus restaurantes.